
20 kms por Bergen + Subida a Fløyen y Tundemannen
Cuando @juditizquierdo y yo empezamos a planificar las vacaciones de este año, reconozco que tenía un pensamiento principal en la cabeza: ¿y nadar? ¿y pedalear? vas a ver tú como se me jode la preparación del ironman. "Afortunadamente" al final sólo son cuatro días y el lunes ya estaré metido en el agua. Y el martes pedaleando por Collserola.
Y estos cuatro días pues carrera a pie a saco, queriendo y sin querer. Ayer tenía que hacer un 7x1000 para acumular cansancio para hoy, pero terminaron siendo eso y otros veintiún kms andando por la ciudad, con once kms incluidos de montaña, subiendo Fløyen, perdiéndonos (por mucho que mi cuñado no lo quiera reconocer) y bajando el kilómetro vertical de Stoltzekleiven (37% de desnivel en 700 metros de distancia), tramo que me dejó las piernas completamente del revés.
Al llegar a casa, los tres estábamos baldados.
Así que sí, tenía cansancio acumulado para hoy... Que me esperaban treinta kilómetros de risa. Y en ayunas, para más inri. He salido de casa con la intención de ir acumulando kilómetros, sin fijarme ni en las pulsaciones ni en el tiempo. Los primeros cinco kilómetros, por el carril bici dirección al aeropuerto, han sido bastante aburridos, la verdad. Mucha bici (de carretera, me ha sorprendido) y bastante tráfico. A la vuelta, he tirado para Ulriken. No con intención de subirlo (acojona solo de mirar hacia arriba), pero sí de encontrar el puto funicular, que ayer nos tiramos cuarenta minutos buscándolo sin encontrarlo.
De ahí he tirado para Store Lungegardsvannet, el "lago" donde entrena mi cuñado cuando sale a correr. He dado dos vueltas, casi seis kilómetros, que se me han pasado rápido porque la verdad, había bastante gente corriendo (básicamente féminas nórdicas muy muy rubias; oye, todo suma) y las vistas son espectaculares. Al acabar la segunda vuelta llevaba hora y media y 16'8kms. Para una media maratón o para un maratón un ritmo lamentable, lo reconozco, pero teniendo en cuenta que estaba corriendo pensando en el ironman, estaba agusto.
Entonces, como me veía bien, he decidido hacer un poco el cabra loca y tirar para Fløyen, incorporando un rato de subida al entrenamiento. Me quedaban trece kms por delante y la verdad, correr por plano y por ciudad, con sus coches, sus semáforos y sus pasos de cebra, es un poco aburrido.
Así que he llegado al Fløbanen justo en el km 20. Me he tomado el segundo gel, y he tirado para arriba, con calma. Había poca gente en la subida, poco ruido y aunque lento, he disfrutado corriendo. He llegado arriba con la lengua fuera, con los pulmones en la garganta y chorreando. Tras las fotos de rigor, he continuado dirección a Tundemannen, aún a sabiendas de que no me iba a dar tiempo a llegar a la cima. En el km 24,75 he dado la vuelta.
De la bajada poco que decir: técnica, tratando de pisar con los talones lo menos posible, y relajación. Ayer en el sofá, tras cenar pensaba que hoy no hacía los treinta kilómetros ni de coña.
Pero sí, los he hecho.
Esta tarde cinco horas de autobús hasta Stavanger y mañana subida al Pleikestonen. Telita.