
5 mitos sobre zapatillas de correr
Historias sobre los modelos que cada uno utilizamos, sobre nuestras filias, nuestras fobias, tenemos todos. Pero la verdad es que hay mucha mentira en todo esto del calzado deportivo. Ahí van nuestros 5 mitos sobre zapatillas de correr:
1.- Hay una mejor zapatilla
Anda que no hemos escuchado veces en nuestro grupo de entrenamiento eso de ¿cuál es la mejor zapatilla de correr? Cada aludido te dirá una distinta, y todos te darán ciento una razones distintas, lógicas y coherentes, de por qué están en posesión de la verdad.
Lamentablemente, no existe la "mejor zapatilla". Las zapatillas de correr están diseñadas para diferentes tipos de persona, de pisada, de pie y de técnica de carrera. Cada uno tendremos, por tanto "nuestra mejor zapatilla" que es más que posible no sirva de absolutamente nada, o incluso siente mal, a nuestro compañero de entrenamientos de toda la vida.
Así que lo mejor es que cuando vayas a comprar unas zapatillas nuevas, te dejes asesorar con cordura, explicando cuáles son tus características. Y que te vean correr con ellas.
2.- Todas las Nikes son iguales (o Asics, o New Balance, o Skechers...)
¿Cuántas veces has escuchado a un corredor decir "yo solo uso Adidas" o "¿qué opinas de las Newton?"
La marca realmente poco te dice de la zapatilla, dado que en estos momentos cada marca tiene un amplio espectro de modelos, cada uno de ellos adaptado a un tipo de corredor: desde las minimalistas, hasta las de alta amortiguación. Así que puede que un modelo concreto de una marca concreta se adapte a tu pie mejor que ninguna otra, pero eso no significa que todas las de esa marca vayan a adaptarse a ti igual de bien.
Así que queridos, la lealtad a una marca... Puede ser contraproducente. Cada vez que vayas a cambiar de zapatilla, no pienses simplemente en el modelo evolucionado del que tenías hasta ahora, abre los ojos a otras marcas. Lo mismo te sorprendes.
3.- Una zapatilla es una receta médica
Historia típica: Iván es un corredor novato, corriendo con una zapatilla sin especificaciones en concreto. Desarrolla algún tipo de pequeño dolor y decide cambiar de zapatillas. Va a una tienda especializada, se hace un estudio de la pisada, le dicen que prona, y se compra unas zapatillas "para pronadores". A partir de ahí, Iván irá diciéndole a todo el mundo que es pronador y que por tanto necesita esa zapatilla en concreto.
Las tiendas especializadas nos ayudan a encontrar una categoría de zapatilla que se ajusta a nuestras características, y algunos corredores tienen cierta genética que les hace ser más proclives a tener determinadas lesiones. Pero la zapatilla no hace milagros, no cura dolores. Para eso ya están los podólogos y las plantillas. Es como en un estudio biomecánico para la bicicleta: se trata de adaptar el producto que has comprado, a tus características, no al revés.
4.- La monogamia es una virtud
En una relación, la monogamia te evita problemas. Pero cuando se trata de zapatillas de correr, la monogamia puede hacerte daño. Es muy común entre los corredores eso de que, cuando ya han experimentado varias veces con una zapatilla, serle fiel por los siglos de los siglos. Si se encuentran cómodos, todos los entrenamientos y todas las competiciones las hacen con la misma zapatilla.
Y bueno, cuando dejan de fabricarla llega el apocalípsis.
Pero qué pasa si te decimos que utilizar distintas zapatillas puede hacerte más fuerte, más rápido, y menos propenso a las lesiones. ¿Qué? Existen estudios que correlacionan el uso de distintos modelos con una reducción de las lesiones. ¿Y esto por qué es? Porque enseñamos a nuestros pies a no acostumbrarse, a estar siempre atentos, y porque fortalecemos los músculos y las conexiones nerviosas eliminando el estrés de las repeticiones constantes siempre para las mismas partes del cuerpo.
5.- Las zapatillas que escojas te hacen correr más rápido
No, chato, no. Es la más antigua y la más persistente de las mentiras sobre las zapatillas: El modelo correcto puesto en tus pies te va a proporcionar, sin más ayuda, tu MMP. Así, por arte de birbiriloque, por lo buenas zapatillas que son.
La verdad es que una buena zapatilla puede darte la sensación de ir más deprisa, protegiéndote del estrés de carrera, y permitiéndote mantener determinado ritmo. Pero eso es la comodidad. Lo único que va a hacer que mejores tus ritmos va a ser entrenar, entrenar y entrenar.