
5 signos inequívocos de que necesitas un chequeo intestinal
Palabrita del niño Jesús que hemos estado pensando rato largo el título de este artículo nada más empezar pero oye, si hay que hablar del tracto intestinal... Pues habrá que utilizar determinadas palabras, mal que nos pese. El tema está en que los dolores de estómago son bastante comunes en los triatletas: el ejercicio, los horarios y tipología de nuestras comidas, así como nuestra hidratación o si nuestra suplementación es buena o mala inciden y afectan más de lo que quisiéramos, así que hay veces en los que lo que toca es ir al médico y que nos haga un buen chequeo. ¿Cuáles serían los síntomas para decidir acercarse?
Sensación de malestar
Es bastante habitual considerar normal ciertos niveles de malestar: dolor de barriga, problemas en la piel, dolores de cabeza frecuentes, tener más resfriados o enfermedades leves de lo normal, dormir mal, despertándose varias veces... Aunque no nos demos cuenta, son problemas que pueden venir motivados o verse potenciados por algún tipo de intolerancia alimenticia.
Así que no aceptes el hecho de encontrarte mal porque sí o porque hayas aprendido a vivir con ello.
Ansia por determinados alimentos
En relación al punto anterior, hay determinados alimentos que pueden liberar histamina y con ello comenzar un ciclo -vicioso, diría yo- de sentirse primero bien, y luego de bajón. Y lo peor es que este círculo crece y crece. ¿Qué alimentos son los que más histamina liberan? Aquellos con gluten, los embutidos, los ahumados, el alcohol, los quesos grasos, el pescado azul en conserva, bastantes frutas...
Si notas que tienes más ansia de la habitual, es un claro síntoma de que necesitas rediseñar tu alimentación.
Efecto Plateau
El efecto Plateau supone que independientemente de lo que entrenes, llega un punto en el que tu percepción es de no notar cambios a mejor, como si estuvieses en una especie de meseta en la que no hay variaciones. Llevado a tu día a día, conlleva recuperación pobre, falta de motivación, cambios inesperados en tu fisiología, poca percepción de tu fuerza, o simplemente no estar viendo los rendimientos esperados.
Nuestra dieta no puede ser culpable de todos los síntomas o factores, pero está claro que lo que comemos tiene sus consecuencias, para bien o para mal. Así que una revisión de la pauta alimenticia no está de más.

Sorpresas
Las intolerancias o mayores sensibilidades a una u otra comida pueden aparecer en cualquier momento de nuestra vida. Así, cada nuevo síntoma que aparece puede venir directamente motivado por algún tipo de alimento, así que cambios en nuestra dieta o pauta pueden ser síntoma de que algo está incidiendo negativamente.
Enfermedades frecuentes y lesiones
Habría que añadir también recuperaciones pobres entre un entrenamiento y otro, y dormir mal. Todo puede ser un indicador de que no estás consiguiendo todos los nutrientes necesarios para el nivel de vida tan exigente -al menos físicamente- que llevamos. Hay que ser muy puntilloso en el tema alimentación, y si notamos estos problemas, ponerse en manos de un especialista urgentemente.