
5 cosas que nunca comerías si no fueses triatleta
Los triatletas tenemos, cuando menos, unas pautas alimenticias bastante concretas. Si comparamos con otros deportes, como por ejemplo el running popular, o la gente que simplemente sale en bicicleta, somos bastante más tocanarices con nuestra dieta. ¿Por qué? Porque nuestro deportes es mucho más concreto, más exigente, más... de postureo. De hecho, hay cosas que no comeríamos ni de coña si no fuésemos triatletas. ¿Quieres conocer cuáles?
Un plato de macarrones con aceite y orégano un sábado por la noche
La famosa recarga de hidratos previa a la competición llevada a su grado sumo. Podemos ponernos como el kiko los meses previos con la excusa de que lo vamos a quemar, pero ay amigo, la recarga de hidratos es básica para partir la pana en un triatlón. Vamos, que parece que si no cenamos sano o como los mismísimos franciscanos la noche antes, no somos nadie. Os juro que he visto a alemanes a los que era más fácil saltar que bordear la noche previa al Ironman de Barcelona comiendo un mísero platico de macarrones sin nada, solo un poco de aceite y orégano.
Con todos mis respetos, el postureo máximo. Que no digo que antes de un triatlón te jarrees unos callos a la zamorana o un cocido madrileño, pero coño, un poco de flexibilidad, que hacemos esto por gusto...
Una barrita energética
¿Cuántas barritas energéticas os coméis a lo largo de la semana? Yo el fin de semana me ventilo perfectamente cuatro: dos en la tirada de bicicleta del sábado, y otras dos el domingo. Vamos, que no gano para barritas energéticas.
No, es que cuando vas entrenando, son lo más sencillo para recuperar energías. Es la frase. Y qué queréis que os diga. Yo recuerdo que en mis años mozos, cuando se salía en bicicleta, se llevaba un par de plátanos en los bolsillos del maillot y a tomar por saco. Y ya si eras todo un señor con hipoteca, hijos, barriga e inicio de calvicie, te parabas a medio camino a meterte entre pecho y espalda un desayuno continental, con su café, su zumo de naranja, su bocadillo de chistorra y si me apuras, hasta tu copa de soberano. Y volvías a casa que ni Tom Doumolin en la contrarreloj de Burgos de 2015.
Y punto.
Los geles
Más de lo mismo, y mira que para los geles hay que tener estómago, que te tomas tres en medio de un triatlón de larga distancia y te da aquello más vueltas que una lavadora en fase centrifrugado. Pero es un mal que hay que asumir, porque al fin y al cabo sí que son la manera más rápida y efectiva de meterte un chute de glucosa cuando tienes las piernas clamando clemencia.
Qué tendrán, que te hacen correr cual Speedy González...
Píldoras de BCAAs
A mí un día Raúl Caroz, así rollo confidente al acabar un entrenamiento del Cerdanyola CH, que lo mejor para recuperar de los entrenamientos previos al Ironman de Barcelona de 2014 eran las BCCAs, que eran una maravilla. Y yo me compré un bote en cuanto llegué a casa, pensando que compraba las mismísimas espinacas de Popeye.
Y oye, que sigo comprándolas pero yo no sé si funcionan o no. Claro, yo no soy de notar si voy cansado, descansado o simplemente empanado por la vida. ¿Funcionan? ¿Son efecto placebo? No lo sé, entiendo que en el fondo funcionan, porque la verdad es que con las palizas que me meto recupero bastante bien, muscularmente hablando... Pero vamos, que me dicen a mí hace cinco años que voy a estar tomándome pildoritas con treinta y siete años, como si fuera un jubilado de vacaciones en Benidorm, y digo que ja, que lo llevan claro.
Dichoso triatlón...
Un desayuno paleo
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. Yo he visto a gente desayunar un té verde, medio aguacate, un filete de salmón, unas pasas, una tortilla de dos huevos, una tosta de castañas y una naranja cortada en cuatro trozos. Y después irse a trabajar. ¡Qué coños! ¡Que yo lo he hecho!
Toda la vida desayunando un café con leche y cuatro galletas maría mientras te ponías el traje y la corbata, te da por el triatlón, te haces paleo y de pronto desayunas exactamente las mismas cosas que cenarías la noche previa. Y encima que lo ves de lo más normal... No, salmón, pues bien rico que estaba... Lo que pasa que me he liado y lo he terminado untando en el té verde...
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