
¿Es la autofagia el secreto para envejecer mejor?
Obesidad, hipertensión arterial, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de colesterol “bueno” o valores elevados de “azúcar” en sangre. Son algunos de los factores que conforman lo que se conoce como síndrome metabólico, relacionado con cardiopatías, y otras patologías como el ictus, la insuficiencia renal, el hígado graso, la resistencia a la insulina o la diabetes tipo 2.
La ciencia ha demostrado una estrecha relación entre todos estos factores y enfermedades, propios también de la edad. Mientras que las enfermedades metabólicas imponen estrés sobre la función cardiovascular, provocando envejecimiento cardiovascular prematuro.
En la búsqueda de nuevas estrategias para combatir el envejecimiento cardiovascular causado por las trastornos metabólicos y cardiovasculares, algunos estudios, como el llevado a cabo por Ren et Al (2018), apuntan a la autofagia como un actor clave.
¿Qué es la autofagia?
El Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU define autofagia como el proceso por el que la célula descompone y destruye proteínas viejas, dañadas o anormales, y otras sustancias en su citoplasma (líquido en el interior de la célula)".
Una características principal de este proceso es que los productos resultantes se reciclan para funciones celulares importantes, especialmente durante períodos de estrés o ayuno. Según el INC, "la autofagia también ayuda a destruir virus y bacterias que causan infección y quizás impida que las células normales se vuelvan cancerosas".

¿Puede mejorar nuestra esperanza de vida?
Numerosos publicaciones han comprobado la estrecha relación existente entre la autofagia y el envejecimiento. Con el paso de los años, el tejido acumula restos celulares y estructuras disfuncionales. Si la autofagia no funciona de manera adecuada, dicha acumulación se vuelve cada vez más perjudicial para nuestra salud general.
El cuerpo usa el mecanismo de la autofagia para eliminarse del material tóxico. El problema es que, al envejecer, esta "limpieza" pierde eficacia.
Aunque la autofagia es un proceso muy complejo que, en condiciones normales, se produce de manera natural y muy regulada, muchos estudios sugieren que inducir una aumento de este mecanismo puede reducir los riesgos y efectos negativos de las enfermedades asociadas al envejecimiento.
Existen amplios beneficios asociados a la autofagia, entre los que destacan la prevención de trastornos metabólicos, la neuroprotección o aquellos asociados al envejecimiento.
Una estudio reciente de la Universidad de Oviedo ha demostrado que "la autofagia es necesaria para la extensión de la longevidad en modelos animales, y, en segundo, que sin autofagia la esperanza de vida media se acorta drásticamente". Según la autora, los hallazgos contribuyen a "reafirmar el papel esencial de la autofagia en el mantenimiento de la salud y en la determinación de la longevidad".
Otra publicación de Yano et al (2020) tuvo como objeto dilucidar sobre el papel de la autofagia en la prevención de enfermedades y el antienvejecimiento, en un contexto donde "el envejecimiento de la población [en los últimos años] en la sociedad ha ido en aumento a escala mundial", generando "preocupaciones sobre el aumento de los problemas de salud".
Los autores señalan que "la autofagia contribuye al mantenimiento de la salud y la prevención de la aparición de enfermedades mediante el reciclaje de componentes intracelulares", así como que "la evidencia reciente ha demostrado que la autofagia juega un papel potencial en la extensión de la salud".
Por otro lado, Yano y sus colaboradores sugieren que "la disminución de la actividad autofágica se ha asociado con el envejecimiento" y a la "aparición de diversas enfermedades asociadas con la edad, como la neurodegeneración".
Los autores señalan también que "los modelos animales con actividad autofágica mejorada artificialmente han demostrado una vida útil prolongada mientras mantienen la capacidad de realizar ejercicio" y concluyen, por tanto, que "la mejora de la autofagia contribuya a la promoción de la salud".
Una conclusión a la que también llegan Woodall y Gustafsson (2018), en su estudio Autofagia: una vía clave para la salud cardíaca y la longevidad. Los autores sugieren que "la estimulación de la autofagia mejora la salud celular y la función cardíaca y aumenta la esperanza de vida en numerosos organismos modelo".
Para Woodall y Gustafsson este mecanismo representa una herramienta beneficiosa para lograr la vitalidad celular y para el tratamiento de patologías cardíacas relacionadas con la edad.
La restricción calórica como vía para inducir la autofagia
Como hemos visto anteriormente, la autofagia ocurre especialmente durante períodos de estrés o ayuno. En este contexto, la restricción calórica se ha postulado como una de las vías capaces de inducir la autofagia.
De hecho, en un artículo reciente sobre restricción calórica y esperanza de vida vimos como un estudio había demostrado que una restricción calórica voluntaria en humanos aumentaba la esperanza de vida.
La ciencia ha demostrado que la restricción calórica, en sus diferentes formatos, como el ayuno intermitente, induce a la autofagia (Alirezaei et al, 2010) Aunque falta investigación al respecto, parece ser que el estrés producido por el ayuno y la restricción calórica es el responsable del aumento de la autofagia.

En otro artículo reciente de Planeta Triatlón sobre la importancia de la dieta en la salud cardiometabólica vimos como un estudio de 2017 (Francois et al) demostró que "la restricción de hidratos de carbono disminuye la hiperglucemia posprandial, limitando las consecuencias metabólicas y cardiovasculares perjudiciales de las oscilaciones excesivas de la glucemia".
Mucho antes, en 2005, Bergamini ya concluyó que "la ingesta ad líbitum (sobrealimentación) puede afectar negativamente la longevidad" al producir "cambios metabólicos y endocrinos [que] inhiben la macroautofagia y ralentizan la tasa de recambio de proteínas de larga vida, membranas y orgánulos celulares".
Según el investigador de la Universidad de Pisa (Italia), este circunstancias aceleran el proceso de envejecimiento, mientras que la restricción calórica o el ejercicio físico pueden estimular la macroautofagia prolongando la duración de la vida.
Por tanto, es un hecho claro que, con el fin de envejecer mejor y mejorar la esperanza de vida, la alimentación saludable y el control de las calorías, deben de ser dos herramientas a tener en cuenta.