
Campeonato de España LD Ibiza 2017
Ibiza bien vale un Triatlón
Me lo he pasado tan bien en esta carrera que debo de dejar plasmado rapídamente todo lo vivido en Ibiza este fin de semana. Camino de Madrid, en el vuelo 0252 de Ryanair a las 22:30 horas, empiezo la crónica (no sé cuándo la podré terminar) del Campeonato de España de Triatlón Larga Distancia Ibiza 2017.
Una vez acabado el Ironman de Lanzarote y con todas las emociones vividas allí, tocaba desconexión. Olvidar todo el trajín tanto físico como mental que supone el triatlón y disfrutar de mi familia y del verano. Pero poco a poco, cuando la depresión post Ironman va abandonando tu cuerpo, tu cabeza empieza a dar vueltas y busca objetivos para la segunda parte de la temporada.
El año pasado fue un Half en Gandía. Este año sería el Challenge Madrid por relevos donde hice la bici con mis amigos del David ToroWATCH Team. Tras Orihuela, me apetecía la opción de despedir el año con otro Campeonato de España, encima en una ciudad como Ibiza que me llamaba mucho la atención, ya que no la conocía. Y aquí hemos estado. Dando todo lo que hemos tenido y disfrutando de una gran carrera.
Tuve dudas de venir o no. El 15 de agosto tuve una luxación en el hombro derecho que hizo poner en seria duda mi participación. De hecho hasta el último segundo he estado haciendo ejercicios ( los que me ha permitido el hombro) para fortalecer al máximo la articulación. Pero no mucho menos he llegado al 100%. Yo diría que al 50 raspado. Dolores constantes en el día a día, durmiendo mal por las noches, muy limitado en ciertos movimientos y haciendo los metros justos en la piscina para no acabar con muchos dolores.
El agua era lo que más me preocupaba de esta carrera. Eran 4000 metros y con fama de natación muy dura. La vuelta a la Isla de las Ratas se convierte en un pequeño infierno y salen más metros. A mi fueron 4400. Casi nada para mi hombro. Este viaje iba a ser especial porque era la primera vez que viajaba junto a mi mujer después de nuestra luna de miel. No es fácil dejar a 4 niños con los abuelos. Pero mis padres son dos cracks y gestionan bien el asunto. Ha sido un escapada perfecta: Triatlón y disfrute.
La previa en Ibiza es otro rollo
Llegamos a Ibiza el viernes a mediodía. Las primeras sensaciones fueron buenísimas. Hotel pegado a la línea de salida. La recogida de bicis, dorsales y todo el check in, debajo de mi ventana. Todo esto te quita toda la tensión logística previa en este tipo de carreras.
Una vez ubicados, salimos a cenar con mis amigos Vitolo ( propietario de http://www.triatlonworld.com y Subcampeón en AG-25-29) y David Burgueño. Antes habíamos nadado un poco para ver qué tal las sensaciones en el mar. Salí contento. Venia preocupado, pero me encontré bien nadando. Con mi obsesión de tomar arroz y pollo a toda costa, les engañé para ir a un asiático. Tenía buenas referencias en Tripadvisor, pero casi salimos de allí a gatas o con una intoxicación. No era un chino al uso, era un Teppanyaki. Nos pusieron en una plancha con un chaval muy majete con cuchillos de 10 metros y una parafernalia para preparar cada plato, que casi salimos de allí camino de un after hour. Queríamos algo rápido y lo más sano posible, dentro lo sano que pueda tener un chino, y nos fuimos con medio litro de aceite transparente y mantequilla para el cuerpo. ¿”No quelel cabesa gamba? No, no, déjate de líos que acabamos en el hospital de Ibiza, pensábamos. Al principio nos cortamos un poco, pero al final ya fue un: “tío deja la mantequilla, deja las salsas, los aceites y pon solo el dichoso arroz blanco.” Fue divertido. Aunque no sé si nos lastró en la carrera.
El sábado tocaba salir con todo los Claverías allí presentes a reconocer el circuito. Mola viajar con esta gente. Rocío se quedó con Las Retadas. Ya había corrido el viernes 10km con ellas por el recorrido la carrera. El sábado tocaba nadar. Hicieron casi 2000 metros. Dos días más con ellas y Rocío me pide la cabra para entrenar.
Lo bueno de ir con gente es que se pasa el día volando. Este equipo es una familia. Muchos buenos momentos, muchas anécdotas que darían para muchas líneas, pero vamos al lío que al final es para lo que está hecha esta crónica.
El momento de la verdad
Ibiza estaba marcada por la luxación de hombro (la segunda que tengo). Fue en agosto, concretamente el día 15. Es decir, iba a competir en una prueba de máxima exigencia con apenas dos meses de recuperación. Tuve dudas en ir. Pero me apetecía tanto cerrar el año a lo grande, que me la jugué. A pesar de las recomendaciones médicas de operarme, quise apurar mi última bala, fortalecer el hombro todo lo que pudiera y poder competir. Era lo que me hacía ilusión, no estar metido en un quirófano. Así que con todo ello viajé con Rocío a Ibiza. Esta vez los niños y mis padres se quedaron en tierra. Los echamos de menos. Tenía mucho respeto al tema del agua. Nadando en la piscina las sensaciones eran regulares y no toleraba mucho más de 2500 metros sin dolor. Decidí no forzar más, darle caña al gimnasio y que fuera lo que Dios quisiera.
A las 05:00 de la mañana sonó el despertador. Quería desayunar con 3 horas de antelación y hacer bien la digestión. La cercanía del Hotel con la zona de transición me aportaba mucha tranquilidad. De hecho me dio tiempo a tumbarme otra media hora en la cama a pensar cómo sería la película de la carrera. La climatología era de las cosas que más nos preocupaba. La temperatura de agua, por si nos quitaban el neopreno, el viento y la lluvia. Al final neopreno sí, viento mucho, sobre todo en la bici y diluvio universal corriendo. Si ya de por sí la carrera era dura, todo se iba a complicar un poco más.
La Isla de las Ratas
A las 08:08 fue la salida de nuestro grupo de edad. Me gusta salir delante, pero esta vez no me la quería jugar para evitar golpes por el hombro. Salí bien, fuerte, poniéndome a pies del grupo y que me llevaran el máximo tiempo posible. Llegué a la Isla de las Ratas a 1:36/100, los primeros 800 metros. Sabía que no era mi ritmo, pero no me sentía mal. Al girar la isla coincidí con los más rápidos del Half , lo que también hizo que me llevaran casi en volandas camino de la segunda vuelta. Salí a la arena con 2100 metros a 1:43/100. Casi calcado al ritmo que llevé en Lanzarote.
Pero todo se iba a complicar en los segundos 2000 y pico metros. Sí, porque los 4000 metros es imposible sacarlos salvo que vayas con escuadra y cartabón. Me quedé solo, sin prácticamente ninguna referencia y el brazo ya no carburaba. Aunque aguanté el tipo. Llegué con 4400 metros en 01:19 a 1:48/100, que tal y cómo estaba, era un triunfo, aunque esos 400 extras me mataron.
¡A por ellos!
Tocaba remontada en bici. Llegaba como nunca. El día previo fui con Vitolo a reconocer el circuito. El tío, como viene de los coches – el único español que ha ganado en la Indy Lights – se desfogó conmigo. Parecíamos Sainz y Moya. Vaya subidón de adrenalina apurando las curvas con el Megane. Así que llevaba los deberes hechos. Había dos curvas muy peligrosas y había que tomar precauciones. De hecho en una de ellas, mi compañero de equipo Yeray, se cayó y se fracturó la muñeca. Desde aquí le deseo una rapidísima recuperación.
Fui un poco reservón en la bici para intentar correr después mejor. Estimé 215w normalizados cuando por ejemplo en el Challenge de Madrid hice 235. Estaba fuerte, pero había que guardar energía para la T2. Como siempre me pasa, en los primeros kilómetros no me encuentro muy allá. Me cuesta entrar en calor. Tuve un pequeño percance que bien pudo costarme caro. Fui a rascarme la cara y se soltaron las gafas del casco. Empezaron a dar vueltas de campana por la carretera y por suerte se detuvieron sin romperse. Pie a tierra y corriendo como un loco a por ellas. Menos mal que estaba todo bien, porque hacerse 100 kilómetros sin gafas con ese viento…
Los vatios se me disparan en un terreno muy rompepiernas. Muy similar al lugar donde entreno, pero se había levantado un viento muy incómodo que nos iba a complicar mucho la mañana. A pesar de todo, voy adelantando a mucha gente. Subiendo controlo mucho los vatios y en los llanos y bajadas me la juego. Como diría Vitolo: “ gas a tope.” La sensación que tengo con la bici llaneando es impresionante. Sigo adelantando a gente. Llego al giro de la segunda vuelta y veo a Rocío con todas Las Retadas. Me hace ilusión verla. Hago 31,7 de media en la primera vuelta a 234w normalizados. Había que bajar la intensidad sino los 30k se iban a hacer muy largos.
Regulo bastante más en el primer tramo de la segunda vuelta. Me pasa Burgueño. El tío está fuerte. Le mantengo con la mirada en el horizonte. Me dice que va fundido, pero no lo tengo yo muy claro. Es un avión con la Plasma. Fue de los pocos que me pasaron. Una vez que me quito el tramo duro de subidas y veo que los vatios han bajado, me tiro cuesta abajo y sin frenos en las bajadas y a muerte camino de Ibiza. Aunque el hombro me molesta bastante acoplado, me encuentro perfecto de piernas y sigo pasando a corredores. Al final llego a la T2 habiendo recuperado 48 posiciones. 03h45´a 31,5 de media y 218w normalizados. Ahora sí, lo que había estimado más o menos para correr supuestamente en condiciones.
El Castillo de Dalt Vila
Llegaba el momento donde más dudas tenía. ¿Sería capaz de correr bien tanto tiempo? ¿Aguantaría el hombro? Lo iba a intentar. Salgo de la T2 pegado a Miguel, el “Presi” del Clavería. Habíamos entrado pegados en la bici. Pero rápido impone un ritmo que no me mola mucho y le dejo marchar. Necesito poner yo la velocidad, con 30k por delante, no quiero pasarme y pagarlo. Las piernas van bien, un poco por debajo de 5 el kilómetro, hasta que me coge la gran Ana Caleya y me dice que vaya con ella. Me vengo arriba y me animo. Pero va demasiado rápido. Hacemos un kilómetro a 4:30 y con tramos por debajo de esa franja. Si sigo con ella, tengo que llamar a una grúa para que me lleve a la meta. Aunque quizá podría haber aguantado más a su lado, son los ritmos a los que me muevo en un Half, pero tenía en la mente esos 30K, el hombro, y no me atreví. ¿No querer sufrir? Puede ser. Pero creí que no era el día.
Paso los primeros 10k a 05:02. Por cierto, nos cae un diluvio a mitad de la vuelta increíble. Pienso en dónde le habrá pillado a Rocío esperando que no se haya mojado. Me gustó ese chapuzón. Prefiero eso al calor. Cuando jugaba al fútbol, en los días de lluvia y barro, siempre daba mi mejor versión. La verdad es que de cabeza y de piernas me sentía bien, pero brazo regular. El recorrido muy ameno, precioso. Eso sí, con una subida al Castillo de Dalt Vila matadora. La poca energía que tienes, se va quedando entre ese brutal adoquín. Hasta el kilómetro 15 voy aguantando bien, ritmos similares pero mi postura empieza a flaquear. Me baja un dolor por el bíceps, antebrazo, que incluso hace que la mano se me duerma. Había forzado demasiado el hombro. Muchas horas ya y lo estaba empezando a pagar seriamente. Aun así , sigo con ganas, pero poco a poco bajando el ritmo. Me voy cruzando con todos mis compañeros de equipo. Juli que va como un tiro, Madera me saludaba con una cara de cierta preocupación ( eres grande y valiente amigo), Alex, al que me hace especial ilusión ver, Isa Del Barrio, Caleya, el Presi, Cesar Pereira, Falgueras, los del Half (ahí tenía que haber estado yo para acabar antes...) Todos ellos por delante. Por detrás de mí , Moraleda y un Pedro Rodríguez con el que me quito el sombrero. Hacía un mes, un coche le atropelló por tercera vez, pero ahí estaba. Como un gigante que es. Sufrió, pero acabó. A corazón no le gana nadie.
Paso la segunda vuelta a 05:20 de media. Bien, se me había caído un poco el ritmo, pero ya solo quedaba algo menos de una hora para liquidar la carrera. Ya era mi único objetivo. Veo a Rocío, me da ánimos y me dice que ya no queda nada, que me ve bien. Pienso para mis adentros: “otros 10k, casi nada.”
En cada zancada el hombro iba peor. Trapecio, dorsal, espalda, bíceps, la mano que se me sigue durmiendo... El poco tiempo que he tenido para recuperarme estaba saliendo a la luz. Camino del giro de los 5k es el momento más duro. Pero a diferencia de Lanzarote, la cabeza sí me responde y llego bien allí, aunque mal ya de piernas y de cansancio generalizado. Además, le tripa no la tenía muy allá. Empecé la carrera a pie con un dolor fortísimo de estómago. De hecho no tomé ningún gel hasta la primera hora. Eso sí, cuando me lo tomaba, volvía el dolor. Así que decidí tan solo tomarme 2 de los 5 previstos que llevaba. En el avituallamiento último hice la del Ironman, aunque esta vez no había Coca Cola milagrosa pero sí unos trozos de plátano a ver si me subían la moral camino del Castillo.
Comienzo a subir la rampa al trote cochinero y pienso que andando voy más rápido. El suelo estaba muy resbaladizo del agua que había caído y las fuerzas ya eran casi nulas. Arriba del todo, en la última rampa me coge Moraleda. Coronamos juntos. De ahí a meta ya solo quedaban otra dos rampas, una de asfalto, otra de tierra y enfilar el camino al paseo marítimo. David aprieta un poco y se va. Decido que ya no quiero sufrir más. Lo único que quería era ver a Rocío, chocarle la mano, entrar en meta y que me dieran esa medalla que bien me había merecido. Y así fue. Con un tiempo oficial de 08h08, más de lo esperado, aunque siendo realista, no estaba para esta carrera tal y como tenía el hombro. Al salir del agua me di cuenta que iba a ser un día muy duro, pero este deporte consiste en sufrir, en luchar hasta el final, en sobreponerse a los problemas y en darlo todo. Y eso fue lo que hice. Podría haber corrido mejor, seguramente sí. Mi mejor actuación, está por llegar :)
Muy orgulloso con mi segunda temporada en Larga Distancia. Cuatro carreras muy exigentes. Duatlon LD Orihuela, Infinitri Half de Peñíscola, Ironman de Lanzarote e Ibiza. Dos Campeonatos de España, el Ironman de los Ironman donde bajé mi marca respecto al 2016 en 1h11´y esta carrera en la Isla Pitiusa. Además de la bici del Challenge Madrid por relevos, donde demostré el salto de calidad que he pegado en las dos ruedas haciendo 05h36´con un desnivel de 2900m. Otro aspecto que valoro mucho es que de los 6 Half, Orihuela, Ibiza y los 2 Lanzarote, he acabado todas las carreras. Superando todos los malos momentos momentos que hubo en ellas. Orgulloso de ello.
Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que me habéis apoyado. Se agradecen mucho los mensajes de ánimo. Pero en especial gracias a mi familia. Me llevo de Ibiza un recuerdo imborrable. Un fin de semana espectacular junto a mi mujer. Gracias a mis padres por cuidar de nuestros 4 hijos. Así todo es más fácil. Ahora a descansar y desconectar de triatlón. El año 2018 más y mejor. ¡Frankfurt nos espera!
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