Cómo enfrentar una lesión
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Cómo enfrentar una lesión

Los deportistas tienen en su camino hacia un objetivo mil de contratiempos. Entre los más comunes están las lesiones. Obviamente, no todas las molestias físicas son de la misma magnitud y los problemas, a nivel mental, suelen aparecer en lesiones de larga duración y empiezan a surgir preguntas sobre el futuro en las competiciones.

Existen dos partes a diferenciar en el momento en el que se produce una lesión: por un lado, está el qué sucede cuando nos lesionamos. Y por otra, ¿cómo nos está afectando esa lesión en la planificación realizada a principio de la temporada?

Primer paso: conoce la importancia de la lesión

En el momento que conozcas el alcance de la lesión, los pasos a seguir serán diferentes dependiendo de su gravedad. No es lo mismo sentir una leve molestia en el cuádriceps, que sufrir un traumatismo provocado por una caída.

Nadie va a conocer tu cuerpo mejor que tú mismo, por lo tanto, puedes hacerte una primera idea de la relevancia de la lesión según tus sensaciones. El primer paso, si estás enfrente de una lesión de gravedad como una inflamación, deberías visitar al médico de cabecera. El galeno te someterá a una primera exploración y te derivará a un traumatólogo.

El error habitual es acudir directamente al fisioterapeuta, saltándote los dos primeros pasos indicados anteriormente. Para conseguir un trabajo más eficaz por parte del fisioterapeuta es más recomendable pasar por los profesionales sanitarios que te realizarán pruebas. Esas evaluaciones servirán para que el fisioterapeuta reciba la mayor información posible.

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Foto: Envato Elements

¿Cómo se soluciona una lesión crónica?

La única forma de recuperarse de una lesión crónica es volviéndola aguda. Volverla al punto como si estuviera recién hecha, hablando en plata. Por esta razón, cuando acudes a un fisio con una lesión crónica, sientes tanto dolor tras los masajes realizados por el profesional de turno.

¿Cómo gestiono la planificación de la temporada?

Si sientes algunas molestias, debes parar. Inmediatamente. ¿Por qué? Es preferible parar dos o tres días para conseguir una recuperación rápida que seguir sometiendo al cuerpo a un estrés y la lesión se alargue más de lo previsto.

La lesión nunca va a mejorar si sigues entrenando. En una semana de entrenamientos de descarga, en los que la intensidad de las sesiones suele ser baja, puedes no sentir las molestias. Sin embargo, las molestias regresarán en el momento de que la intensidad de los entrenos vuelva ser normal. Esto sucede porque la lesión se ha cronificado.

Los tiempos de recuperación de las lesiones son complicados de encajar dentro de la planificación preestablecida de un año de competición. La complicación más obvia es la obligación de parar la práctica de tu actividad.

En una temporada, perder tres, cuatro o cinco semanas de entrenamiento es suficiente para notar una pérdida de capacidades deportivas. A más tiempo de inactividad, mayor difícil será la vuelta a la competición. Por eso es indispensable buscar una disciplina que no implique carga en tu lesión.

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Foto: Holly Charles

El segundo aspecto es el psicológico. Como se menciona al principio del artículo, en la mayoría de las lesiones es la importancia de saber cómo gestionar ese estado de inactividad y las preocupaciones, normales, sobre tu futuro en el deporte.

¿Cómo vamos a afrontar el tiempo de parón y nuestras ideas sobre la vuelta a la competición? Ese estrés y ansiedad, comunes en estas situaciones, nos van a condicionar. Engañarte con la idea de que estás preparado para volver a tu ritmo prelesión, va a provocar recaídas.

También hay que aprender a recuperarse mentalmente de una lesión. Igualmente que acudes al fisioterapeuta para conseguir una vuelta, en el apartado físico, óptima, no está de más visitar una consulta psicológica, o realizar una terapia online, para prepararte a nivel mental para no sufrir durante el duro trance de la lesión.

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