Las 3 claves sobre el comportamiento de los neumáticos de bicicleta
El material de entrenamiento y competición siempre debe ajustarse a las necesidades de cada deportista. Es una frase que habréis escuchado cientos (o miles de veces) pero nunca está de más recordarla.
Para los corredores es importante tener un calzado adecuado para evitar resbalones o incomodidades en los pies que acaben en una lesión. Es fundamental contar con unas zapatillas resistentes y que contacten a la perfección con la superficie, ¿verdad? Pues lo mismo sucede con las ruedas de la bicicleta.
El símil entre ruedas y zapatos puede resultar algo fácil de pensar: ambas partes son las únicas que están en contacto con el suelo durante la competición. Aunque el comportamiento de los neumáticos de bicicleta tiene más aristas e incógnitas que el de las zapatillas. Nuestro compañero JuanP Vázquez te explica los puntos a tener en cuenta.
La velocidad disminuye la potencia
Antes de desgranar los tres apartados, se debe recalcar que los datos pertenecen a un estudio realizado por una empresa privada. Aspecto a valorar, ya que al no tratarse de una marca no hay ningún tipo de condicionante por el que haya que dudar de las conclusiones de la investigación.
Dicha compañía comprueba la dureza de los neumáticos de bicicleta mediante estudios en un laboratorio con condiciones similares para todas las pruebas, así la comparativa es sencilla de hacer.

El primer apartado a investigar sería cómo se comporta una rueda de ciclismo en diferentes velocidades. Para ello, los investigadores pusieron un neumático sobre una plataforma a cuatro velocidades distintas: 4, 6, 8 y 10 metros por segundo.
Seleccionaron un total de 6 neumáticos diferentes (5 de ellos contarían con una cubierta de grosores de 25 milímetros y uno solo de 35 milímetros). Los resultados finales fueron que a mayor velocidad, mayor es el CRR (Coeficiente de Rozamiento de la Rueda). Este dato significa que conforme aumenta la velocidad, aumenta la resistencia de la rodadura y deberás imprimir más potencia.
Pero este aumento no es progresivo. Entre la velocidad mínima (4 metros/segundo) y la máxima (10 metros/segundo) había una diferencia de 11,6% de rozamiento positivo, pero cuando se pasa de una velocidad rápida a otra aún más rápida, el aumento de rozamiento es inapreciable.
El peso como factor diferencial
El protocolo fue similar que en el caso de las velocidades (y, adelantamos, que será igual cuando se estudie el comportamiento de las ruedas con la temperatura). Aquí subieron las ruedas a una plataforma a la que modificaban dos variables: el peso a soportar y la presión.
Para ello utilizaron las ruedas con grosor de 25 milímetros y de 35 milímetros. Para cada tipo, utilizaron tres tipos de presiones:
- Las de 25 mm: Probaron presiones de 60, 80 y 100 PSI (abreviatura del inglés “pounds-force per square inch”)
- Las de 35 mm: Se analizó el comportamiento mediante presiones de 75, 60 y 45 PSI.
En cuanto al peso a soportar se contó tres cantidades de peso: 52,5; 42,5 y 32,5 kilogramos.
Para no dificultar la comprensión del aficionado medio, los encargados del estudio cogieron todas las variantes y obtuvieron dos conclusiones a destacar, en cuanto a la conducta de los neumáticos de bicicleta respecto a las cargas.

Lo que tienes que tener claro es que a menor peso a soportar la rueda tiene un CRR menor. Por lo que los ciclistas profesionales (cuyos cuerpos están medidos para ser lo más liviano posible) parten de una base mucho mejor que un ciclista aficionado. El amateur va a perder más potencia de watios.
En cuanto a la presión, habría que irse a los extremos. Las presiones bajas o altas de la rueda generan menos resistencia (por lo tanto, mayor velocidad) que una rueda con una presión media.
Temperatura: el calor es rápido
Para los lectores de este artículo que tengan como según pasión el automovilismo esto no supondrá ninguna sorpresa. ¿Cuántas veces habéis escuchado en las retransmisiones de carreras de Fórmula 1 la relevancia de calentar correctamente las gomas? Pues las ruedas de la bicicleta es un comportamiento idéntico.
El estudio se realizó con tres temperaturas distintas: 40, 30 y 20 grados centígrados. Los resultados de la investigación daban un 27% de mejora de rendimiento del neumático con la mayor temperatura (40 grados centígrados) sobre la más fría (20 grados centígrados).