Contractura cervical, todo lo que necesitas saber: causas, síntomas y tratamiento
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Contractura cervical, todo lo que necesitas saber: causas, síntomas y tratamiento

La contractura cervical es un trastorno común que afecta a los músculos del cuello y los hombros. Se caracteriza por una contracción involuntaria y prolongada de los músculos, lo que provoca dolor, rigidez y una sensación de tensión en la zona afectada.

Los músculos específicos que pueden verse afectados por la contractura cervical incluyen:

  • El músculo trapecio, que se extiende desde la base del cráneo hasta la columna vertebral y los hombros. Responsable de la estabilidad de los hombros y del movimiento de la cabeza y el cuello.
  • Los músculos escalenos, que se encuentran en el lateral del cuello y son responsables de la elevación de las costillas durante la respiración.
  • Los esternocleidomastoideos, que se encuentran en la parte delantera del cuello y son responsables de la flexión y la rotación de la cabeza y el cuello.
  • Los músculos esplenios, que se extienden desde la columna vertebral hasta el cráneo y son responsables de la extensión y la rotación de la cabeza y el cuello.

Cuando estos músculos se tensan y se contraen, pueden provocar dolor y rigidez en el cuello y los hombros, lo que puede dar lugar a la contractura cervical. Es importante prestar atención a cualquier síntoma de tensión muscular en estas áreas del cuerpo y tomar medidas adecuadas para prevenir y tratar la contractura cervical.

Fuente: Envato Elements

Causas de la contractura cervical

Hay varias causas posibles de la contractura cervical. Algunos de los factores que pueden contribuir a la aparición de esta afección incluyen:

Malas posturas

Una de las principales causas de la contractura cervical es la mala postura, especialmente en aquellos que pasan largas horas sentados en una silla en el trabajo o en casa. La falta de apoyo para la espalda y el cuello puede hacer que los músculos del cuello y los hombros se tensen y se contraigan, lo que puede provocar la contractura cervical. Es importante asegurarse de que se está sentado en una silla ergonómica que proporcione un buen soporte para la espalda y el cuello para evitar la aparición de este problema.

Estrés y tensión

El estrés emocional también puede ser una causa importante de la contractura cervical. El estrés provoca tensión muscular en todo el cuerpo, incluyendo el cuello y los hombros, lo que puede llevar a la contractura cervical. La práctica de técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudar a reducir el estrés y prevenir la contractura cervical.

Lesiones deportivas

Las lesiones, ya sea por accidentes o por deportes, también pueden ser una causa importante de la contractura cervical. Cualquier tipo de lesión o trauma en el cuello o los hombros puede provocar tensión muscular y, en última instancia, la contractura cervical.

Los deportes que implican movimientos repetitivos del cuello y los hombros, como el tenis, el golf o la natación, pueden aumentar el riesgo de desarrollar contractura cervical. Los movimientos constantes y la tensión muscular pueden provocar la acumulación de ácido láctico en los músculos, lo que puede provocar dolor y rigidez.

En este sentido, el ciclismo es uno de los deportes en los que más puede afectar una contractura cervical, dada la posición de tensión del cuello en determinadas ocasiones. La posición que se adopta puede hacer que los músculos del cuello y los hombros se tensen y se contraigan, lo que puede empeorar la contractura cervical.

Sin embargo, hay algunas precauciones que se pueden tomar para minimizar los riesgos asociados con el ciclismo y la contractura cervical. Es importante asegurarse de que la bicicleta esté ajustada correctamente y que se tenga una postura adecuada al pedalear.

Así que si no te has hecho un estudio biomecánico aún, aquí tienes una razón más.

Enfermedades

Además, algunas enfermedades, como la artritis y la fibromialgia, también pueden aumentar el riesgo de contractura cervical. Estas enfermedades causan inflamación y dolor en los músculos del cuello y los hombros, lo que puede provocar la contractura cervical.

Síntomas de la contractura cervical

Los síntomas de la contractura cervical pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes incluyen:

  • Dolor en el cuello y los hombros.
  • Rigidez en el cuello y los hombros.
  • Dolor de cabeza.
  • Mareos y problemas de equilibrio.
  • Dificultad para mover el cuello.
Fuente: Envato Elements

Diagnóstico de la contractura cervical

El diagnóstico de la contractura cervical es un proceso importante para identificar y tratar adecuadamente esta afección. Si bien los síntomas de la contractura cervical pueden variar de una persona a otra, hay algunos pasos comunes que se siguen en el diagnóstico de esta afección.

En primer lugar, un profesional médico realizará una evaluación exhaustiva de los síntomas del paciente. Durante esta evaluación, el médico preguntará acerca de cualquier dolor o rigidez en el cuello o los hombros, así como cualquier otro síntoma que pueda estar relacionado con la contractura cervical, como dolores de cabeza o mareos.

A continuación, el médico realizará un examen físico del cuello y los hombros del paciente. Durante este examen, el médico buscará signos de tensión muscular y rigidez, así como cualquier otra anormalidad física que pueda estar relacionada con la contractura cervical.

En algunos casos, el médico recomienda pruebas adicionales para descartar otras afecciones que puedan estar causando los síntomas del paciente. Estas pruebas pueden incluir radiografías o resonancias magnéticas para visualizar el cuello y los hombros del paciente.

Tratamiento de la contractura cervical

El tratamiento de la contractura cervical puede variar según la gravedad de la afección y la causa subyacente. Algunas opciones de tratamiento incluyen:

  • Terapia física: el ejercicio y la terapia física pueden ayudar a reducir la tensión muscular y mejorar la flexibilidad del cuello y los hombros.
  • Medicamentos: los analgésicos y los relajantes musculares pueden ayudar a aliviar el dolor y la tensión muscular.
  • Terapia de masaje: el masaje terapéutico puede ayudar a reducir la tensión muscular y mejorar la circulación sanguínea en el área afectada.
  • Calor o frío: la aplicación de calor o frío en el cuello y los hombros puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor.

Relación con la artrosis cervical

Ambas afecciones pueden estar relacionadas y pueden ser causadas por factores similares, como la edad, la mala postura y la tensión muscular.

La artrosis cervical conlleva una pérdida de flexibilidad en el cuello y una disminución de la amplitud de movimiento, lo que puede provocar tensión muscular y contractura cervical. Además, la artrosis cervical puede provocar inflamación y dolor en las articulaciones del cuello, lo que puede contribuir a la tensión muscular y la contractura cervical.

Por otro lado, la contractura cervical también puede contribuir a la aparición de la artrosis cervical. La tensión muscular en el cuello y los hombros puede provocar una sobrecarga en las articulaciones del cuello, lo que puede desencadenar la aparición de la artrosis cervical.

Es importante tener en cuenta que estas afecciones son difíciles de distinguir y pueden requerir un diagnóstico preciso por parte de un profesional médico. Si experimenta síntomas de tensión muscular en el cuello o las articulaciones del cuello, es importante consultar con un profesional médico para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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