
Cuando lo imposible es un reto, María José Martínez Maroto
El pasado mes de septiembre os presentamos a María José Martínez Maroto, una mujer que ha hecho del triatlón su estilo de vida, lo que a todos nos gustaría. Un buen día decidió que quería clasificarse para disputar el Mundial Ironman 70.3 en Mooloolaba. En marzo de este año, en Puerto Rico, compitió y se clasificó entre las 6 únicas mujeres españolas que representaron a España en el mundial. Así, sin más.
A pesar de todas las adversidades por las que ha tenido que pasar, María José pudo ir a Australia y cumplir su sueño, participar en el Mundial Ironman 70.3. Así es la esencia de María José Martínez Maroto, disfrutar de la vida y que nada le pare cuando se propone un reto. "Tener ilusiones, tener objetivos, tener sueños es lo que alimenta la felicidad de las personas".
Un mes después de competir en el Mundial Ironman 70.3 nos cuenta: “más que un sueño, fue un gran reto cumplido el haber podido estar allí, tras dos meses muy duros con complicaciones de salud". Pero vamos a dejar mejor que sea ella la que nos cuente cómo fue la historia que le llevó hasta Australia, una historia para quitarse el sombrero ante esta mujer.
Su historia hasta llega a Australia
Empecé a hacer triatlones apenas hace tres años. Mi motivación al principio era simplemente ser finisher, con terminar tenía suficiente. Una afición que poco a poco fue tomando cada vez más fuerza y transformándose en un sueño: conseguir la clasificación para poder ir al Mundial de Ironman 70.3. Dicho y hecho, objetivo conseguido en Puerto Rico.
Una vez clasificada, parecía que todo iba a ser más "fácil". Solo tenía que seguir el entrenamiento que normalmente ya llevaba, pero ahora con una dosis extra de motivación.
De repente, todo empieza a complicarse. Empecé con problemas con la boca a principios de junio como consecuencia del Ironman de Lanzarote. Me dieron una patada bastante fuerte en la natación y casi me rompen la nariz. De hecho, me desencajaron la mandíbula. Total, ligamentos de la boca inflamados y un tremendo dolor de muelas. Estuve tomando medicación para el dolor, pero no quise tomar antibiótico en ese justo momento porque quería hacer el Campeonato de España de MD. Una vez terminé el Campeonato, empecé con antibiótico. A los diez días, cuando terminé de tomarlo, me ingresaron en el hospital por diverticulitis aguda perforada (trastorno digestivo), teniendo que estar en ayunas varios días, sin agua, sin comer, y solo con goteros. La cosa no podía ir peor.
Independientemente de los problemas físicos que tuve, psicológicamente fueron momentos muy duros. Mi familia y amigos más cercanos, en conjunto, coincidían en que “abandonase mi sueño de ir al Mundial”. Para recuperarme necesitaba mucho tiempo. Y una vez recuperada, mi físico estaría débil, muy débil, y un Mundial son palabras mayores. Estando tantos días en el hospital, la musculatura de hombros, espalda y brazos reaccionó con contracturas y pinchazos. Resultado, más pruebas médicas y visitas varias al osteópata. Parecía que “la suerte” no me acompañaba en ninguno de los frentes.
Preferí mantener la calma, automotivarme, tener esperanza, Y, sobre todo, seguir conservando esa ilusión intacta que sale del corazón, y que te da fuerzas cuando no las hay. A pesar de que todo el mundo me decía que me olvidase del Mundial, yo seguía pensando en él, en que todo se estabilizaría, que recuperaría la salud y que estaría en Australia.
Rumbo a Australia
Me fui a Australia el día 1 de agosto, un lunes. Tres o cuatro días antes, el cirujano de digestivo me había dicho que de momento había evolucionado bien con la medicación y que si no tenía molestias, podía empezar a entrenar poco a poco. Eso sí, a la mínima molestia, debía parar e ir al hospital.
Un buen seguro de atención sanitaria en el equipaje para mi viaje a Australia, por si me pasaba algo, y rumbo a la aventura.
Arriesgué con cabeza. Cogí el avión, y me fui para Australia a empezar a entrenar allí de nuevo, empezar a ver sensaciones, tolerancia, y cómo mi cuerpo iba asimilando los entrenamientos.
Mi físico había sufrido mucho, 52 días tomando antibiótico y sin entrenar te dejan más que fuera de juego, sin energía, y con la musculatura muy débil. Pero aún así, quise ir e intentar estar en la línea de salida del Ironman 70.3 World Championship el 4 de septiembre en Mooloolaba, Australia.
Durante todo el mes de agosto me dediqué a recorrer Australia, desde Sydney hasta Mooloolaba, conociendo distintos sitios, sus costumbres, y haciendo buenas amistades. Estuve en Port Macquare, Dorrigo, Yamba, Byron Bay, Mooloolaba, etc. Una vez finalizado el Campeonato seguí viajando hasta llegar a Airlie Beach, la gran barrera de coral , donde hice mis primeros bautizos de buceo , y donde pude sobrevolar esa gran maravilla mundial.
Todos los días seguía las pautas de entrenamiento: natación, bicicleta, gimnasio, y empecé poco a poco a correr.
Parece que todo es sencillo, pero viajar sola, conducir por la izquierda con el volante en la derecha y todo en sentido contrario, organizar la ruta, buscar piscinas, gimnasios y zonas de bicicleta para entrenar…, todo eso hacía el viaje mucho más intenso e interesante. Ya en Mooloolaba me instalé durante tres semanas allí para adaptarme, dormir, conocer el circuito, y disfrutar del entorno.
El gran día
Llegó el gran momento, el día de la carrera, con la salida de mi grupo de edad a las 8:05 de la mañana, dos horas más tarde que los PROs.
Me levanté a las 3:45horas para salir de casa y dirigirme a los boxes que cerraban a las 6am, poner la bebida y geles en la bicicleta, dejar todo listo, calentar media hora antes y salir.
Fueron dos horas de nervios, mucho movimiento de triatletas, el speaker a todo gas, triatletas saliendo en bici. Es mucho tiempo de espera para salir, pero me fui al agua con muchísima ilusión y con un único objetivo: ser finisher del Mundial Ironman 70.3 y disfrutar al máximo.
Nadé los 1.900 metros muy bien, en 36:41 minutos, muy cómoda. En la T1 estuve 5:43 minutos para coger la bici con muchas ganas.
Los primeros 23 kms del circuito de bici fueron buenos, y a partir de ese momento empezamos a tener un viento de cara horroroso, de esos que no te dejan mover la bicicleta. Me recordó al Ironman de Lanzarote de este mismo año, esas rectas infinitas con viento de cara y con sensación de ir parada.
A partir del km 45 aproximadamente comienza el circuito con los dos looping con cuestas de gran desnivel, cuestas normales, zonas rápidas, muy duro en cuanto al terreno.
Había una cuesta con una ambulancia parada al final con enfermeros a ambos lados de pie, donde una señal de tráfico indicaba a los coches , “peligro , circular a 20km/hora”, una cuesta durísima, donde los pulsómetros pitaban sin parar, y donde vi por primera vez a personas bajarse de la bici y subir andando, te quedabas además de sin aliento, sin energía.
Una vez concluidos los dos looping y de camino a la T2, nuevamente un viento horroroso de cara para rematar los 90 kms de bici.
Todo el mundo dijo que nosotras hicimos una carrera distinta a quienes salieron a primera hora. La meteorología cambió bruscamente y empezó a soplar un viento brutal. La bici que es mi mejor sector. Me resultó durísima. Sufrí igual que en Lanzarote. Tiempo 3:10:45.
De ahí a la T2, donde estuve 5:43 minutos. Empecé la media maratón con cuestas y viento. Me dolía muchísimo la musculatura de las piernas, estaba cansada, sin energías. Noté mucho la fatiga y eché en falta esos 2 meses que perdí enferma sin entrenar. Pero, lo que mantuve bien fuerte fue la mente, los pensamientos y las emociones.
El trabajo era doble, físico por superar cada km de la carrera, y psicológico por motivarme a mí misma. Y, sobre todo, por no venirme abajo por el dolor y el cansancio y por ver que mis tiempos se habían ido totalmente. A mi cabeza venían multitud de mensajes, recuerdos, palabras, pero sobre todo yo me hablaba y me decía: "no te preocupes por tiempos, tu objetivo es cruzar la meta, cumplir tu sueño, qué alegría que recuperaste la salud y has podido venir. Disfruta, sonríe, disfruta, éste es tu objetivo, que ya es un objetivo bien grande después de lo que has pasado"… Y así hice . Hasta que finalmente crucé esa meta con 6:08:09 horas, ¡donde me hubiese quedado horas disfrutando de ese momento! ¡De esa victoria! ¡De haber cumplido uno de mis grandes sueños! Ser Finisher del Ironman 70.3 World Championship, donde solo éramos 6 mujeres españolas clasificadas.
El resultado, la felicidad
Y me siento muy feliz y contenta por mis resultados en general. Por mis resultados personales, por mi fuerza personal y mi coraje para afrontar las circunstancias y superar todos los baches . Me siento contenta por ser valiente, por tomar decisiones a veces arriesgadas. Por irme a Australia sin saber si finalmente podría estar en el Mundial, sin saber cómo iba a sentirme. Pero... quien no arriesga, no gana. Y si ganas es porque has arriesgado y has apostado. Siempre con la aceptación de los médicos y de forma racional, pero con mucha decisión.
Con este Mundial concluyo mi temporada 2016. Ahora estoy esperando resultados de las diversas pruebas médicas que me están haciendo del aparato digestivo. En cuanto tenga resultados, y según pautas médicas, a planificar la nueva temporada 2017, con grandes proyectos personales e interesantes objetivos en mente. Y sobre todo, a seguir con mi esencia: pasión por lo que hago y seguir disfrutando de la vida: CARPE DIEM.