
¿Podría una bicicleta de hace diez años ganar en Kona en la actualidad?
El mundo del triatlón es conocido por la innovación tecnológica y los avances en el material utilizado para competir.
A menudo, los atletas de élite invierten grandes sumas de dinero en la última tecnología para tener una ventaja sobre sus rivales, tendencia que posteriormente las marcas trasladan a las bicicletas a la venta.
Pero, ¿qué pasa con las bicicletas más antiguas? ¿Podrían todavía ganar en las carreras de triatlón más exigentes del mundo, como un Campeonato del Mundo de IRONMAN.

Un hilo de Álvaro Velázquez, con el foco en la poca variación tecnológica
La opinión en Twitter es variada, pero algunos argumentan que la diferencia entre las bicicletas modernas y las de hace diez años no es tan grande como se piensa.
Álvaro Velázquez, experimentado triatleta español, es uno de ellos: afirma que el material de la bicicleta no es lo más importante: "El indio es el 90%, las carreras se ganan y se pierden por mucho menos".
Por otro lado, Manuel Jiménez opina que las mejoras en la resistencia a la rodadura y la nutrición son más relevantes que la propia bicicleta. Y, según Velázquez, la única mejora sustancial en cuanto a material son las zapatillas de correr.
Sin embargo, otros usuarios de Twitter, respondiendo en el mismo hilo, creen que sí hay una diferencia significativa en las bicicletas. Carlos Fornela argumenta que las ruedas influyen más que cualquier otro aspecto, mientras que Fernando Moreno duda que la bicicleta Cervélo P3C haya perdido tanto en comparación con las nuevas bicicletas de carreras.

Roberto Anta va un paso más allá y asegura que después de ver el documental de "La Espada" en Informe Plus, una bicicleta de hace diez años podría ganar en Kona hoy en día. Por su parte, el usuario David TriTietar cree que sí se podría ganar Kona con una bicicleta de hace diez años, pero es poco probable que alguna marca esté interesada en promoverla.
En cuanto al peso, Jorge Tomás argumenta que las bicicletas más antiguas son más pesadas, lo que podría afectar al rendimiento. Por su parte, Fco. José cree que todo depende del calzado que lleve el atleta: "Si el que da pedales tiene unas zapas con placa de carbono en T2 la respuesta es sí".
¿Apenas sesenta euros de mejora?
Jaime Menéndez de Luarca ha sido de los primeros en responder al hilo de Álvaro, indicando cuáles son las piezas más evolucionadas en esta década.
Según él, si se le colocan ruedas de 25 mm y cubiertas que han mejorado en cuanto a resistencia a la rodadura y apoyacodos que son mucho mejores ahora, una bicicleta antigua puede ser perfecta. Sin embargo, opina que "los frenos de disco, aunque brindan más confianza en la bajada, no hacen la bicicleta más rápida".
Alvaro Velázquez cuestiona a Jaime sobre si lo único que hace a una bicicleta moderna más rápida que una de hace diez o quince años "es un componente que normalmente hay que cambiar porque no viene de serie, que cuesta sesenta euros".
Está claro que cada uno tiene su opinión, y que Twitter es caldo de cultivo para ellas, pero sí es cierto hay algunos estudios que han analizado el impacto de los avances tecnológicos en el rendimiento deportivo en general.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Sports Medicine en 2015, analizó el impacto de los avances en la tecnología de las zapatillas de correr en el rendimiento de los corredores.
Los resultados mostraron que los avances tecnológicos, como la amortiguación y la reducción del peso, pueden mejorar el rendimiento en carreras de larga distancia.
Otro estudio, publicado en la revista Journal of Sports Sciences en 2017, analizó la evolución de las bicicletas de contrarreloj en las últimas décadas. Los autores encontraron que las mejoras en la tecnología de las bicicletas, incidiendo en la aerodinámica y el peso, pueden mejorar el rendimiento en contrarreloj.