
Dolor de flato: causas y soluciones
Uno de los mayores problemas a la hora de correr es que nos dé el flato. Y lo extraño es que pese a todas las investigaciones que se han hecho al respecto, y cómo avanza el sistema médico, no haya ninguna teoría concluyente al respecto de los motivos que lo generan. Como, tal, el flato no es otra cosa que un dolor repentino en la zona abdominal (aunque la localización exacta puede variar).
Causas del flato
Aunque no como decimos haya una teoría definitiva. sí que hay varias hipótesis clave. Aparece en actividades que implican movimientos bruscos del cuerpo (de ahí que de los tres segmentos del triatlón se dé principalmente en la carrera a pie), motivados por las tensiones que se generar en los ligamentos que unen el diafragma y el estómago.
De ahí que cuando comemos o bebemos demasiado y posteriormente corramos, haga acto de presencia, ya que el estómago tiene más peso y sus movimientos aumentan.
Hay otra teoría menos difundida que es la de la isquemia diafragmática: ésta sostiene que el flato viene provocado por la falta de riego sanguíneo en la zona del diafragma, ya que al correr la mayoría del riego se transfiere a los músculos de las piernas y órganos implicados en el movimiento.
Si encima tenemos el estómago lleno, peor, porque éste requerirá más sangre para su proceso digestivo, y al no llegar en el volumen necesario, el dolor de flato crece.
Factores que influyen en su aparición
Según el estudio de Muir B. (2009) "Exercise related transient abdominal pain. A case report and review of the literature" hecho a 965 deportistas, principalmente serían cuatro:
Edad: puede influir en el dolor abdominal transitorio de varias maneras. En general, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo se vuelve menos capaz de lidiar con ciertos tipos de dolor y enfermedades.
Esto puede hacer que el flato sea más intenso o duradero en personas mayores. Además, las personas mayores pueden tener más probabilidades de tener afecciones médicas subyacentes que pueden contribuir al dolor abdominal transitorio, como enfermedades del corazón, enfermedades renales o cálculos biliares.
Índice de masa corporal: un IMC elevado puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades digestivas como el síndrome del intestino irritable o la obesidad abdominal, que pueden causar flato.
Además, el exceso de peso puede aumentar la presión sobre los órganos abdominales y dificultar la digestión, lo que también puede causar dolor abdominal.
Por la otra parte, un IMC bajo también puede contribuir al dolor abdominal transitorio debido a la falta de nutrientes y energía necesarios para el correcto funcionamiento del sistema digestivo.
Sexo: los hombres son más propensos que las mujeres. En principio, será por las diferencias anatómicas y fisiológicas, además de por distintos patrones de comportamiento y estilo de vida, así como factores genéticos y hormonales.
Volumen de entrenamiento: si se realiza una cantidad excesiva de ejercicio en un corto período de tiempo, puede provocar una sobrecarga en los músculos abdominales y provocar dolor.
Por el lado contrario, si el volumen de entrenamiento es insuficiente, puede provocar un debilitamiento de los músculos abdominales y aumentar la probabilidad de tener flato.

Cómo evitar el flato
La más importante de todas es tener cuidado con las comidas, y evitar una ingesta fuerte previa a un entrenamiento, a poder ser entre dos horas y una hora antes.
Además, hay que controlar la técnica de entrenamiento, tratando de evitar pisar de talón para reducir el rebote. En este sentido, también es importante escoger unas zapatillas adaptadas al terreno en el que vayamos a correr.
Respecto a los alimentos de la comida previa, según el estudio citado con anterioridad hay que tratar de evitar el azúcar, los alimentos grasos, la fruta y los zumos de frutas, así como la ingesta de bebidas hipertónicas.
Antes de empezar la sesión se requiere una fase de calentamiento para adecuar el cuerpo, y también buscar las horas del día en que menos calor haga.
Cómo eliminar el flato
En caso de sufrirlo, lo primero que hay que hacer es presionar la zona que nos duele y respirar de manera profunda. Esto supone relajar la zona afectada. A partir de ahí estirar la musculatura del psoas y del lumbar para facilitar el riego sanguíneo, y posteriormente movilización de la columna torácica.
Además, hay una serie de recomendaciones generales:
- Beber agua: el agua ayuda a diluir los gases en el estómago y a eliminarlos a través de los intestinos.
- Comer alimentos ricos en fibra: las frutas, verduras, legumbres y cereales integrales ayudan a regular el tránsito intestinal y a evitar el exceso de gases.
- Evitar alimentos que producen gases: alimentos como la leche y sus derivados, algunas verduras como el brócoli y la coliflor, y algunas frutas como la manzana y el plátano, pueden producir gases en el estómago.
- Hacer ejercicio regularmente: el ejercicio físico ayuda a estimular el movimiento de los intestinos y a eliminar los gases.
- Tomar medicamentos que contengan simeticona: estos medicamentos ayudan a romper los gases en el estómago y a facilitar su expulsión a través de los intestinos.
- Evitar comer en exceso: comer en exceso puede producir un exceso de gases en el estómago, por lo que es importante controlar las cantidades de alimentos consumidos.