
"El verano de sufrimiento" de Cameron Wurf
Aunque en nuestro hemisferio el verano terminará de manera oficial el próximo día 23 de septiembre, el comienzo de este mes supone para muchos deportistas un punto de inflexión (y reflexión) respecto a la época estival.
Es el caso, por ejemplo, de Cameron Wurf. El triatleta australiano ha elegido la llegada de este nuevo mes, donde la mayoría de nosotros volvemos al trabajo, para reflexionar en su blog sobre lo que ha sido para él "un verano lleno de sufrimiento".
La patada en el trasero de St. George
Todo empezó tras "la patada en el trasero" que recibió en el Campeonato del Mundo de IRONMAN de St. George, donde, tras un Top 10 y un Top 5 en los últimos Mundiales, Wurf consiguió su peor resultado en la prueba: un 18º puesto, peor incluso que en su debut.
Cameron asegura que "no era un problema demasiado complicado de resolver", pero para ello tuvo que dar un giro a su temporada de triatlón. Eso consistía en centrarse nuevamente en la natación y la carrera a pie tras "una primavera ajetreada compitiendo en carretera" como ciclista profesional del INEOS.
Wurf asegura que el ciclismo puede permitirte "esconderte un poco en el pelotón y acabar en el lugar adecuado en el momento adecuado", pero en IRONMAN el juego es diferente. "No hay ningún lugar donde esconderse y en cada carrera de hoy en día hay que enfrentarse a un grupo de clase mundial que ha trabajado duro", apunta.
El triatlón no permite un ley de mínimos. "Si no has hecho el trabajo, te obligan a hacerlo", apunta Wurf. Y así fue como llegaron unos de los meses más duros de su vida. "Tuve que pasar el verano sufriendo mucho y esforzándome".
La clasificación a Kona, un hueso duro de roer
Tras el varapalo de St. George, Cameron Wurf tenía por delante un nuevo hueso duro de roer: conseguir su clasificación para Kona.
El triatleta se encontraba en una tesitura delicada: "Las carreras que quedaban en el calendario para clasificarse eran limitadas y todas parecían coincidir con las obligaciones del equipo [INEOS] en forma de carreras en carretera o compromisos con los patrocinadores".
Tras varios intentos fallidos debido a sus obligaciones (Campeonato Norteamericano de IRONMAN y IRONAMAN Niza) Cameron tuvo su oportunidad en IRONMAN Vitoria-Gasteiz. "Sólo me quedaba IRONMAN Suecia, a finales de agosto, como última oportunidad de clasificación, y no quería arriesgarlo todo, un fallo allí significaría que no habría Kona", comenta. Por ello, Wurf apostó por Vitoria.

El ciclista australiano tuvo que viajar a Copenhague la semana previa, requerido por el equipo. "Sabiendo que tenía la posibilidad de correr el IRONMAN el fin de semana siguiente, me entrené lo mejor posible durante mi estancia allí", escribe un Wurf que se centró en la natación y la carrera a pie.
"Si voy a descuidar una disciplina durante una semana, la bicicleta es probablemente la mejor para hacerlo, tengo algunos buenos kilómetros almacenados en las piernas para llegar a un IRONMAN".
Wurf volvió de Copenhague con una confianza importante tras haber firmado muy buenos entrenamientos en el primer segmento. Con la sensación de haber aprovechado al máximo una situación complicada, el ganador de IRONMAN Italia regresó a casa con la intención de "afinar para la importante carrera de clasificación en Vitoria".
Giro inesperado y más complicaciones
Cuando todo iba en la dirección correcta, Wuf y su familia se encontraron con una sorpresa en su intento de regreso a España. El lunes previo a Vitoria, al llegar al aeropuerto de Copenhaguen, descubrieron una huelga que les impedía volar hasta el miércoles por la noche para tomar otro vuelo a Barcelona.
"Eso no era realmente una opción para nosotros. Tenía que estar en Vitoria el viernes para inscribirme, asistir a la sesión informativa profesional, etc". Y de por medio el triatleta debía volar de vuelta a Barcelona, conducir hasta Andorra, organizar sus mis cosas, y luego viajar durante 6 horas hasta Vitoria.
Una situación que le dejaba un día para organizar todo siempre y cuando no se produjeran más retrasos en el camino. Sin duda alguna, "no es una preparación previa a la carrera para optimizar el rendimiento", lo que hizo que, "de repente, la clasificación en Vitoria se convirtiera en un reto mucho mayor".

En busca de una solución alternativa, Wurf y su familia pudieron regresar la mañana siguiente desde Berlín. "Hicimos lo mejor que pudimos en la situación que nos tocó, soy muy afortunado de tener una familia que se adapta tan fácilmente a la corriente", apunta.
Superadas las complicaciones, el triatleta y los suyos llegaron a Andorra el martes, lo que le dio "un par de días para afilar la espada y empacar el coche para Vitoria".
Un segundo puesto que sabe a gloria
Justo antes de Vitoria, Wurf tuvo la suerte de coincidir con Richie Porte. "Siempre es bueno para mi estado de ánimo y me pone en un estado de ánimo positivo para las carreras", explica el de INEOS sobre su compañero, un tipo al que respeta y en el que confía mucho.
Tras un par de días nadando y pedaleando juntos, Wurf consiguió confiar al máximo: "Estaba absolutamente seguro de que no tendría problemas para terminar entre los dos primeros y clasificarme para Kona".
Una vez en Vitoria, la carrera se desarrolló en gran medida como el triatleta había previsto. Las buenas sensaciones en el agua de Copenhague se tradujeron a la competición y en bicicleta su confianza le permitió dominar el segmento intentando incluso una escapada que le permitiera ganar la carrera.
De hecho, Wurf consiguió hacer su mejor registro en los 180 km: "4h01' es lo más rápido que he corrido y éste no era un recorrido nada llano". Una actuación que le permitió llegar a la T2 con una ventaja de 12 minutos y con la emoción de "ver lo que mis piernas de corredor podían hacer".
Todo fue medianamente en orden hasta el km 10, cuando, de repente, Wurf se quedó "absolutamente muerto, no tenía absolutamente nada". Reconoce que el entrenamiento a pie había sido realmente muy justo, así que en cierto modo era algo de esperar.
Con más de 30 km por delante, el objetivo ahora era gestionar la crisis lo mejor posible. Cameron se armó de la humillación de St. George, donde corrió el peor maratón de su carrera, y de "tanta Coca-Cola como fuera posible".
La estrategia fue clara: "Correr los 1500-2k entre los puestos de avituallamiento a buen ritmo y caminar por ellos durante 30 segundos - 1 minuto. Tenía una buena ventaja, así que podía permitirme hacer esto durante todo el tiempo que hiciera falta para que alguien me alcanzara".
Sin embargo, a falta de 10 km, Wurf reconoce que "podía oler la sangre". Emilio Aguayo estaba cerca. "Se acercó tanto que estaba esperando a que la bicicleta de cabeza me pasara", señala el australiano, que ya se preparaba para una batalla.
Pero eso nunca sucedió. Emilio "se rindió por completo y se detuvo. Literalmente, se fue al suelo persiguiéndome y ha tenido que ser sacado del campo en camilla". Con Aguayo fuera de escena, apareció un nuevo rival, el australiano Nick Kastalein.
Tras esquivar la bala de Emilio, Wurf decidió no arriesgarse. Continuó su estrategia de correr-caminar y fue pasado por Nick a falta de 3 kilómetros. "Hice una última caminata a falta de 2km, dos vasos más de Coca-Cola, vi que tenía 1'15" sobre el 3º, y puse rumbo a casa".

"Nunca me había alegrado tanto de terminar en segunda posición", desliza el australiano, uno de los triatletas más queridos por los aficionados. Y, aunque, "estar a 38 segundos de la victoria es una mierda y nada sustituye a la sensación de ganar", IRONMAN Vitoria dejó un saldo positivo.
Wurf confiesa que durante 3/4 partes de la carrera corrió como si tratara de romper el récord del mundo", pese a saber que estaba muy lejos de su estado de forma. Por eso, se siente orgullos de "la forma en que me recuperé y encontré el camino".
La mirada puesta en Kona
Con la clasificación en sus manos, un buen estado de forma con un entrenamiento insuficiente y tiempo suficiente por delante, "ahora podía mirar a Kona con bastante optimismo".
Tras un único día libre, Wurf volvió al trabajo. 10 días después estaba corriendo en el Tour de Valonia en Bélgica, una carrera por etapas de 5 días. "Nunca había estado tan fatigado al llegar a una carrera. Todavía tenía el IRONMAN en las piernas".
Ahora, "todos los ojos están puestos en Kona" y en el último bloque de entrenamiento antes de la gran cita de Big Island, que llevará a cabo en Los Ángeles. Tras un bloque de entrenamiento consistente durante las últimos seis semanas, "¡ahora es el momento de afilar realmente la espada!".
"Aunque mi rendimiento en las carreras ha fluctuado durante este tiempo, nunca he dejado de mirar hacia Kona. Eso siempre ha sido lo que me impulsa a trabajar día tras día".