
¿Existen piscinas más rápidas que otras?
¿Te has preguntado alguna vez si existen piscinas más rápidas que otras? Cualquiera de nosotros que vayamos frecuentemente a nadar a diferentes piscinas de nuestra ciudad, seguro que nos hemos dado cuenta de este hecho. Hay piscinas en las que se nada más rápido que en otras y algo de ciencia hay sobre este tema. De hecho el equipo británico ya lo advirtió hace tiempo sobre su piscina de Sheffield (Ponds Forge), inaugurada en 1991 y sede habitual de los trials en 2004 y 2008. ¿Cómo puede ser esto? ¿Qué tienen de especial unas piscinas respecto a otras, si todas están llenas de agua?
¿Os habéis fijado que en los Juegos Olímpicos los nadadores nadan más rápido de lo habitual? La piscina del Estado Acuático Olímpico María Lenk de Río no iba a ser menos, con 19 récords, seis de ellos mundiales. El líquido con el que se llenan las piscinas olímpicas no es igual al que encontramos en una piscina normal en la que podamos entrenar el resto de los mortales o en cualquier otra piscina del mundo. La consistencia no es la misma, debido a que tienen ozono y oxígeno y es muy flotante, lo que permite nadar más rápido.

Profundidad, líneas de separación entre calles y temperatura, factores clave
Desde los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, la Federación Internacional de Natación (FINA) establece como medida recomendada para todas las piscinas olímpicas de alta competición una profundidad de 3 metros A eso, añadir las dimensiones de 50 metros de largo x 25 de ancho. ¿Qué pasó nada más introducir esta normativa? Pues que se establecieron 65 nuevos récords entre mundiales y olímpicos. Eso sí, en aquella época hay que tener en cuenta que estaban autorizados los famosos bañadores de poliuretano que posteriormente fueron prohibidos. Pero no podemos negar que las nuevas dimensiones también tuvieron la culpa. En Londres 2012 se batieron 25 nuevas marcas, y en Río 2016 se han batido 19.
¿Cómo afecta la profundidad de la piscina en la natación? La profundidad de 3 metros permite mayor flotabilidad y menos turbulencias en los movimientos de los nadadores debido a que las ondas tardan más en llegar hasta el fondo y volver a la superficie.
Las líneas de separación han ido evolucionando a lo largo de los años, los carriles de amortiguación y el drenaje. En Rio 2016 la piscina es de 10 carriles, pero solo se utilizan los 8 del medio. Los dos exteriores sirven para amortiguar las ondas del agua que se generan en cada serie y así no perjudicar a los nadadores que están más cerca de las orillas.
Las líneas de separación absorben mejor los movimientos y el drenaje se ha diseñado cuidadosamente para evitar que las ondas regresen al centro de la piscina.

La temperatura del agua está entre 25 y 28 grados centígrados, lo que favorece que los músculos estén en su punto de mejor rendimiento. La plataforma desde la que se tiran los nadadores al agua también ha cambiado desde Londres, y permite impulsarse con más fuerza en la salida.
Está claro que la preparación, los resultados y el rendimiento de los deportistas olímpicos mejora día a día, año a año gracias al perfeccionamiento de las técnicas de entrenamiento. Pero es innegable admitir también que los avances de la ciencia y la tecnología aplicada al deporte también consituyen una ayuda extra a la hora de conseguir ciertos retos y logros en la historia del deporte.
Fuente: bbc