
Los factores de riesgo que pueden contribuir a desarrollar periostitis tibial
La periostitis tibial -también conocida en terminología médica como síndrome de estrés de la tibia medial- es una condición que se caracteriza por inflamación del periostio, que es una capa de tejido que cubre los huesos.
Aunque esta condición puede ser causada por una serie de factores, existen ciertos riesgos que pueden contribuir a su aparición.
Uno de los principales factores de riesgo para desarrollar periostitis tibial es realizar actividades físicas o deportes de impacto, como correr o saltar. Estas actividades pueden provocar un sobreesfuerzo en la tibia, especialmente si se realizan de manera incorrecta o sin haberse calentado adecuadamente.
Otro factor de riesgo es cambiar bruscamente la intensidad o la duración de la actividad física. Esto puede causar un desgaste excesivo en la tibia, lo que aumenta el riesgo de desarrollar periostitis.

Además, las lesiones o traumatismos en la tibia también pueden contribuir a la aparición de periostitis. Un esguince o una fractura pueden afectar el periostio y provocar inflamación en esa zona.
Otros factores de riesgo que pueden contribuir a desarrollar periostitis tibial son la pronación o la movilidad inadecuada en los pies, así como cualquier otra condición que afecte la salud ósea, como la osteoporosis o la artritis.
En resumen, la periostitis tibial puede ser causada por una serie de factores, pero los más comunes son el sobreesfuerzo o el trauma repetitivo en la tibia, el cambio brusco de la actividad física, las lesiones o traumatismos en la tibia, y la pronación o la movilidad inadecuada en los pies. Conocer estos factores de riesgo puede ayudar a prevenir la aparición de periostitis tibial y a proteger la salud ósea.
¿Qué otras lesiones pueden venir derivadas de la periostitis tibial?
Según explica en una publicación Alba Sánchez, fisioterapeuta, el 16% de las lesiones por correr están relacionadas con esta dolencia. En este sentido, las más habituales serían:
- Fascitis plantar: la fascitis plantar es una inflamación de la fascia plantar, que es un tejido que conecta el talón con los dedos del pie. Esta condición puede aparecer como una complicación de la periostitis tibial, ya que ambas afectan la misma área (la parte inferior de la pierna).
- Tendinitis de Aquiles: la tendinitis de Aquiles es una inflamación del tendón de Aquiles, que es el tendón más largo del cuerpo y se encuentra en la parte posterior de la pierna. La periostitis tibial puede provocar una sobrecarga en el tendón de Aquiles, lo que puede desencadenar tendinitis.
- Fractura por estrés: una fractura por estrés es un tipo de fractura que se produce debido a un sobreesfuerzo repetitivo en un hueso. En el caso de la periostitis tibial, el sobreesfuerzo en la tibia puede provocar una fractura por estrés si no se trata adecuadamente.
- Degeneración articular: la degeneración articular es un proceso de desgaste en las articulaciones que puede causar dolor, rigidez y pérdida de movilidad. La periostitis tibial puede contribuir a la aparición de degeneración articular en la rodilla o en el tobillo.

¿Cómo se descubren estas lesiones?
Según el estudio elaborado por Marinus Winters (titulado "The diagnosis and management of medial tibial stress syndrome"), doctor en fisioterapia deportiva, la entrevista con el paciente sobre sus dolencias actuales (anamnesis) y la exploración física son las piedras angulares para realizar un diagnóstico en los síndromes de dolor crónico.
De nada valen las pruebas de imagen (rayos X, ultrasonido, resonancia...) ya que no consiguen diferenciar entre deportista con síndrome de estrés tibial medial con los que, simplemente, han tenido una situación puntual de dolor que remitirá en el tiempo.
En general, la periostitis tibial puede desencadenar otras lesiones o problemas si no se trata adecuadamente. Por eso es importante realizar un diagnóstico y un tratamiento precoces para evitar complicaciones y mantener la salud ósea en buen estado.