
Así afecta la deshidratación a nuestro rendimiento
El rendimiento en triatlón, ya sea de corta o de larga distancia, se encuentra claramente condicionado a dos factores principales: el vaciado de los depósitos de glucógeno y la deshidratación. Es por esta razón que es de especial importancia estar muy pendiente de la pérdida de agua y electrolitos a través del sudor que se expele.
Aun cuando estudios recientes concluyen que tener una leve deshidratación no tiene un gran efecto en el rendimiento a corto plazo, esto no quiere decir que podemos descuidarnos en lo que a la hidratación se refiere, pues a largo plazo si puede tener un gran efecto sobre nosotros.
El mantenerse hidratado puede llegar a afectar directamente al músculo, pues la angiotensina II, que es la hormona encargada de la regulación de la presión sanguínea cuando nos encontramos deshidratados, tiene un impacto directo en el metabolismo de la proteína.
¿Cómo puede afectar la deshidratación a nuestro rendimiento?
En muchas ocasiones la tensión que la propia competición genera hace que los triatletas sufran de deshidratación en más de una ocasión. Esto provoca una disminución del rendimiento físico, además de aumentar el riesgo de sufrir lesiones.
Es por esta razón que resulta tan importante tener a la mano un plan nutricional que sea capaz de mantener óptimo nivel de líquido corporal mientras se realizan ejercicios, tanto en los entrenamientos como en las competiciones. Si tomamos pocos líquidos antes, durante y después de realizar ejercicio, así como si tenemos una hidratación insuficiente en nuestra dieta habitual, nuestro rendimiento al momento de realizar una rutina o entrenamiento puede verse afectado, de la siguiente manera:
- Si llegas a perder un 2% del agua corporal te comenzarás a sentir fatigado comenzando tu rendimiento a resentirse.
- Al no compensar la pérdida de líquidos y el porcentaje perdido asciende a un 3% la capacidad de contracción muscular llega a reducirse en un 20-30%, traduciéndose en una brusca caída en el rendimiento y afectando notablemente la efectividad en el entrenamiento o resultados de la competencia.
- Al reducirse el agua en el organismo, se ve disminuido el torrente sanguíneo reduciéndose la presión arterial y por consiguiente exigiendo más al corazón, que intentará compensar los efectos de la deshidratación, lo que por supuesto reducirá la capacidad de acción y afectará el rendimiento.
- Al paso que va avanzando la pérdida de agua se va afectando la función termorreguladora de la hidratación, perdiendo el cuerpo la capacidad de disipar el calor, reduciéndose la sudoración y por ende, disminuyéndose el rendimiento al tener más fatiga.
- Con la pérdida del 6 u 8% del agua del cuerpo, se tiene el grave riesgo de poder sufrir de un golpe de calor, los famosos calambres o rampa y síncope, elevando esto la temperatura corporal.
Además del plan de ingesta, también se pueden escoger con antelación las bebidas que se pueden consumir. En su momento hablamos de cuáles eran las que más hidratación ofrecían, y por encima del agua están las soluciones orales de rehidratación. Nosotros os ponemos esta de ejemplo, pero en el mercado tenéis un abanico muy amplio, tanto de empresas farmacéuticas, como de marcas de nutrición.
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Como conclusión, como podéis observar, tener una hidratación adecuada es de vital importancia para tener buena salud, rendir al máximo y disfrutar de nuestro entrenamiento sin riesgos ni molestias. Las consecuencias de una hidratación insuficiente no son menores y verdaderamente afectan nuestro rendimiento, pero tenemos la ventaja de que podemos evitar todos los efectos negativos incrementando la toma de líquidos en las épocas del año donde a causa de las temperaturas se requiera.