
La hemólisis del deportista: qué es y cómo afecta a los triatletas
El hierro es el mineral más importante para el rendimiento deportivo. Es imprescindible para la formación de los glóbulos rojos y la hemoglobina, de los cuales depende el transporte de oxígeno a los músculos y al corazón. Si existe una deficiencia de hierro, la cantidad de glóbulos rojos y hemoglobina disminuirá lo que conllevará una reducción de la capacidad transportadora de oxígeno y del rendimiento. El VO2 máx de un deportista está determinado principalmente por la capacidad transportadora de oxígeno de la sangre y, por lo tanto, se correlaciona con la cantidad de glóbulos rojos y hemoglobina, los cuales necesitan el hierro.
En los deportistas de resistencia existe un incremento de los niveles de hemoglobina y de mioglobina y por ello, el volumen sanguíneo de los fondistas es mayor en comparación con población no entrenada, lo cual conlleva unos requerimientos de hierro mayores. Además de necesitar más hierro para cubrir el mayor volumen sanguíneo, los deportistas presentan mayores pérdidas de hierro a través del sudor, de sangrados microscópicos a través del tracto gastrointestinal o la orina (hematuria) y debido a la hemólisis.
La hemólisis
Como su nombre indica, se trata de la rotura de los hematíes o glóbulos rojos que son las células encargadas de transportar el oxígeno por la sangre a los órganos y músculos del organismo gracias a la hemoglobina contenida en su interior. La hemólisis siempre va acompañada de un aumento de la producción de hematíes o eritropoyesis para compensar la rotura, no obstante, si la tasa de destrucción de los hematíes supera la de producción, se producirá anemia.
La hemólisis está relacionada con algunas enfermedades y se ha asociado clásicamente al deporte de impacto, léase carrera a pie. No obstante, hoy en día sabemos que se asocia a varias disciplinas deportivas sin impacto alguno, como la natación y el ciclismo.
El indicador más utilizado para medir la tasa de hemólisis son los niveles de haptoglobina sérica, una proteína que se une a la hemoglobina libre formando complejos, retirados de la circulación a través del hígado para su catabolismo. Cuando existe hemólisis, la hemoglobina libre aumenta, lo cual provoca que la haptoglobina haga más complejos con ésta y el nivel disminuya. Un descenso en éstos valores se considerarán un índice de hemólisis.
La hemólisis y el deporte
Durante mucho tiempo, se ha asociado la hemólisis con los deportes de impacto al observar valores disminuidos de haptoglobina en corredores respecto a ciclistas. Esto también ha venido apoyado por otros estudios que observan niveles significativamente más bajos de haptoglobina tras correr en bajada con respecto a correr en subida, donde el impacto medio del pie es un 11% superior. De hecho, en numerosos artículos se habla de la hemólisis de la planta del pie o footstrike en deportes de impacto, especialmente durante la carrera en superficies duras. En la misma línea, se han observado reducciones drásticas de haptoglobina, tras correr un maratón o una carrera de ultraresistencia. No obstante varios estudios más recientes han demostrado que la hemólisis del deportista no se ciñe exclusivamente a disciplinas de impacto.
En triatletas se ha observado que una sesión de entrenamiento de 60 minutos de duración al 75% del VO2 máx produce hemólisis bien sea en carrera a pie o en bicicleta. También se han registrado disminuciones significativas de los niveles de haptoglobina al finalizar una competición de natación en aguas abiertas de larga distancia. De hecho, un estudio que comparó la evolución de parámetros hematológicos a lo largo de una temporada en jóvenes corredores y nadadores, no observó diferencias significativas en los niveles de haptoglobina entre ambos grupos, lo que indicaría que la hemólisis no fue superior en corredores que en nadadores. Incluso un estudio realizado en un grupo de hombres que entrenó la fuerza 4 días por semana, también halló valores bajos de haptoglobina, indicando como una posible explicación, la compresión mecánica de los glóbulos rojos por la contracción de grandes masas musculares.
También se ha observado que la hemólisis no tiene una intensidad constante a lo largo de una temporada dado que se ha visto que los niveles de haptoglobina disminuyen tras la primera semana de entrenamiento pero vuelven a la línea basal transcurridas cuatro semanas, lo cual hace intuir que podría existir un mecanismo de adaptación de los glóbulos rojos.
El hecho es que los eritrocitos de los deportistas tienen una vida media más corta, es decir, son aniquilados antes, debido a varios factores como el agotamiento precoz de las enzimas por el estrés metabólico, aumentos repetidos de la temperatura corporal, compresiones mecánicas que pueden tener un efecto sobre la membrana del hematíe haciéndole más susceptible a la rotura, etc. Un estudio halló una vida media eritrocitaria de entre 67 y 72 días en corredores de fondo en comparación con los 113 y 114 días del grupo control. Esta renovación acelerada de glóbulos rojos es ventajosa para el deportista ya que conlleva un aumento relativo de los glóbulos rojos jóvenes, llamados reticulocitos, respecto al total, los cuales son más eficientes en el transporte de oxígeno. Mientras la tasa de destrucción no supere la de producción de glóbulos rojos, no se verá mermado el rendimiento sino todo lo contrario, no obstante, las necesidades de hierro aumentarán. Aunque parte del hierro liberado con la hemólisis es reutilizado, la renovación acelerada de los glóbulos rojos aumenta las necesidades de hierro del deportista.
Conclusiones
La hemólisis es un factor intrínseco a la práctica deportiva y, aunque se había relacionado con los deportes de impacto, ahora sabemos que no es específica de ninguna modalidad deportiva, ni tampoco constante a lo largo de la temporada, pudiendo verse influida por la carga de entrenamiento. Es superior al empezar una fase de entrenamiento y vuelve a la normalidad tras unas semanas, hecho que hace intuir que existe un mecanismo de “adaptación eritrocitaria” al entrenamiento. En cualquier caso, parece claro que la vida media de los glóbulos rojos de los deportistas es más corta pero más intensa, lo que resulta beneficioso para el rendimiento porque aumenta el porcentaje relativo de hematíes jóvenes sobre el total los cuales son más eficientes. Ahora bien, aunque parte del hierro liberado con la hemólisis puede reciclarse, la hemólisis incrementa los requerimientos de hierro del deportista.