
Diferencias biológicas entre la mujer y el hombre al hacer deporte
Durante el siglo pasado, la mujer no participaba en los juegos olímpicos. En Amsterdam 1928 se inició en la gimnasia y en algunas pruebas de atletismo. Hasta los años 70 no empezó a participar de una forma más generalizada pero excluyendo carreras largas. En Los ángeles 1984 empezaron a correr todas las distancias pero no fue hasta el año 2000, en Sydney, que ya participaron en todos los concursos.
Muchos factores han limitado la presencia de la mujer en el mundo del deporte, sociales, políticos, psicológicos y biológicos. Afortunadamente, los factores socio-políticos se han superado y se reconoce a la mujer con el mismo derecho que el hombre a practicar cualquier disciplina deportiva. No obstante, su presencia en el mundo del deporte todavía es muy inferior a la de los hombres en la mayoría de disciplinas. Más allá de los factores socio-políticos, existen diferencias biológicas entre ambos sexos que condicionan diferencias respecto al potencial rendimiento de cada uno en diferentes disciplinas.
DIFERENCIAS BIOLÓGICAS ENTRE LA MUJER Y EL HOMBRE
Morfológicas y anatómicas
La mujer tiene un cuerpo más “pequeño”, 13 centímetros menos de talla y entre 14 y 18 kilos menos de peso. La pelvis es más ancha y los muslos tienden a inclinarse hacia adentro lo cual provoca un acercamiento de las rodillas, hechos que le confieren a la mujer una dinámica de carrera diferente, más inestabilidad en las rodillas y mayor propensión a lesiones a este nivel. Las extremidades superiores son más cortas en relación a su altura y los hombros más estrechos, lo que genera menor palanca y mayor limitación para el movimiento de los brazos. Esto se evidencia en deportes que impliquen el lanzamiento de objetos o manejo de instrumentos (raquetas y similares) y la natación.
La mujer tiene mayor porcentaje de grasa corporal, entre un 6 y un 10% más que supone un total de 14 a 18 kilos más de grasa y menor masa muscular y ósea, entre 3 y 6 kilos menos de masa magra que el hombre.
Circulatorias y cardiovasculares
La mujer tiene menor número de hematíes, células que transportan la hemoglobina y el oxígeno por la sangre, menor cantidad de hemoglobina y de volumen total de sangre. Todo ello disminuye la capacidad para transportar el oxigeno en un 10% respecto a la del hombre.
El corazón es más pequeño y el gasto cardiaco inferior. El gasto cardiaco es el volumen de sangre expulsado por minuto y depende de la frecuencia cardiaca (FC) y del volumen sistólico (VS) o volumen de sangre expulsado en cada latido. Dado que la FC no varía de mujeres a hombres, el VS es inferior.
Todo ello hace que el consumo máximo de oxígeno de la mujer sea un 20-25% inferior al del hombre.

Diferencias nutricionales
Los requerimientos de vitaminas y minerales difieren entre ambos sexos. Citaremos el hierro y la vitamina C, especialmente importantes en deportistas. Las mujeres tienen necesidades más altas de hierro por las pérdidas adicionales durante la menstruación y de vitamina C, porque contribuye en la absorción del hierro y los estrógenos pueden alterar su metabolismo.
Diferencias en la efectividad de los diferentes tipos de entrenamientos
La efectividad de un programa de acondicionamiento aeróbico es idéntica al hombre, es decir, con el entrenamiento, la atleta mejora su rendimiento aeróbico en la misma medida que el hombre.
El entrenamiento de fuerza en la mujer aumenta la hipertrofia y potencia muscular pero en menor grado que en el hombre por tener menor masa muscular. Las diferencias se deben al efecto anabolizante de la testosterona. La fuerza es proporcional al área de sección transversal de músculo, lo cual en la mujer es dos tercios de la del hombre.
Diferencias del rendimiento según la disciplina deportiva
La mujer destacará más en disciplinas donde impere la flexibilidad y los aspectos técnicos, todo lo relacionado con la danza, la gimnasia, el patinaje, etc. El hombre destacará más en deportes donde impere la fuerza. En cuanto a los deportes de resistencia cardiovascular o la larga distancia, la mujer y el hombre tienen una capacidad de resistencia similar. La velocidad y potencia a la que nadan, pedalean o corren las mujeres es inferior pero la capacidad de ser “finishers” es similar, aunque inviertan más tiempo para ello que los hombres.