
Luces y sombras del dopaje mecánico en el ciclismo
La sombra del dopaje persigue siempre al deporte profesional, y cuando se trata de ciclismo y triatlón profesional, todavía más. Hoy vamos a hablar del dopaje en su vertiente más mecánica.
Tenemos dos maneras diferentes de trampear en esto del ciclismo:
Mediante un motor eléctrico oculto en el cuadro. Esto es algo que algún fabricante austriaco ya ha visto con ojos golosones y se ha puesto a producir como un loco. Consigue un motor capaz de generar una potencia de 200 vatios en tan solo 22 centímetros de largo y un peso de 750 gramos que con batería incluida, se iría a los 2 kilos, no más. Pero vamos a ver, este fabricante no utiliza como claim de su producto "ganar vueltas ciclistas con motor", está pensado para otros usos.
Mediante ruedas electromagnéticas, o también llamado el dopaje de los ricos, porque su precio puede llegar a alcanzar los 200.000 euros y parece que hay hasta lista de espera, como cuando pedías un 600 en los años 60. Es un sistema que genera menos potencia que el anterior, pero acaba proporcionando ese extra que muchas veces no tienen nuestras piernas.

A principios de año, un documental de la televisión francesa Stade 2 y un reportaje publicado en el Corriere della Sera, confirmaban que se seguían utilizando motores escondidos en las bicis de carreras profesionales. Los periodistas consiguieron demostrarlo con cámaras con detectores de calor. Algunos mecanismos aparecen colocados en el interior del tubo del asiento y otros en los cambios de la bici. No se citaba el nombre de ningún corredor.

La reacción de la UCI no se ha hecho esperar y el 27 de junio publicaba este comunicado diciendo claramente que iba a luchar contra cualquier tipo de estafa o engaño:
"Desde la implantación por primera vez del nuevo método de análisis para detectar el fraude tecnológico en enero, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha probado varios miles de bicicletas en muchas carreras en diferentes disciplinas y en diferentes categorías por género y edad. En total han sido aproximadamente unas 500 pruebas en el Tour de Suiza y más de 2.000 en el Giro de Italia de muestras recientes tomadas en carreras por etapas.
La cooperación por parte de los equipos, corredores y organizadores ha sido excelente y el personal técnico y los comisarios de la UCI no han encontrado ninguna resistencia. Está claro que todos los interesados en el ciclismo tienen un objetivo común para demostrar que este tipo de fraude no tiene cabida en el deporte.
Para el próximo Tour de Francia, la UCI llevará a cabo entre 3.000 y 4.000 tests. La UCI confirma que va a implementar métodos adicionales de detección en el Tour tanto para evaluar su rendimiento como para asegurar un protocolo variado de pruebas.
El Presidente de la UCI, Brian Cookson, decía: "Desde el comienzo de año, estamos transmitiendo un mensaje claro y es que literalmente no hay dónde esconderse para cualquiera lo suficientemente tonto como para intentar engañar de esta manera. Una bicicleta modificada es extremadamente fácil de detectar con nuestros escáneres y vamos a hacer un despliegue en todo el Tour y el resto de la temporada".
Cámaras térmicas y sensores magnéticos para pillar a los tramposos
Dicho y hecho. En el Tour de Francia estamos viendo a diario cómo los franceses están persiguiendo cualquier tipo de fraude o estafa en el ciclismo profesional. La Organización de la ronda francesa ha puesto en funcionamiento dos tecnologías: cámaras térmicas y sensores magnéticos. Las imágenes térmicas pueden parecer la mejor opción para detectar un motor escondido, pero las pruebas previas de la UCI mostraron que es un método muy limitado que solo funciona mientras el motor está caliente, es decir, mientras está en funcionamiento. Por ese motivo, cualquier análisis antes o después de la carrera corre el riesgo de dar un falso negativo.
Además, las cámaras térmicas también pueden dar falsos positivos si registran el calor del cuerpo del corredor o el que se pueda generar por fricción.

La UCI ha implantado ya las pruebas con escáner, un nuevo sistema consiste en una tableta con una funda y un adaptador, así como un 'software' desarrollado en colaboración con desarrolladores e ingenieros eléctricos. Se trata de un sistema bastante más efectivo. El escáner permite que el operador analice todas las partes de una bicicleta en menos de un minuto, desde las ruedas al marco. Este dispositivo crea un campo magnético y el programa instalado en la tableta detecta cualquier interrupción en él que pueda deberse a un motor, batería o cualquier objeto sólido oculto en su interior. Así es como fue cazada la belga Femke Van den Driessche en el mundial de ciclocross a principios de este año.
Desde luego como triatleta y deportista, me cuesta creer que la gente sea capaz de hacer este tipo de cosas. Chapeau por la decisión de la UCI de tolerancia cero con los tramposos. No creo que haya muchos ciclistas en el pelotón que se presten a este tipo de fraude.