
¿Qué es más duro, preparar un boda o un ironman?
¿Y esa imagen tan bonita de triatleta terminando su ironman pidiéndole matrimonio a su novia que espera con cara de felicidad en la meta? Normalmente la secuencia termina con un beso de esos de película y a partir de ahí empieza un gran trabajo para la pareja. No solo hay que preparar la boda de marras que acabas de proponer a tu pareja, sino que también hay que combinar meses de entrenos para tu próxima cita que, por supuesto, no puede ser más que un nuevo ironman.
En Planeta Triatlón hemos vuelto a debatir qué es más duro a nivel personal, si meterse en la preparación de una boda de las de hoy en día, o preparar un ironman. Vamos por partes:
Semanas de preparación
Para una boda necesitas bien, bien, un año. Para el ironman, puede que también. En ambos casos son semanas y meses muy duros, que conllevan mucho desgaste tanto físico como mental. Y es que de la noche a la mañana nuestra vida pasa de ser algo de "bueno, ya si eso..." en el que pocas cosas tenían que programarse, a tener la misma agenda que Soraya Sáenz de Santamaría. Cariño, recuerda que hoy tenemos cita con el fotografo. Pasado mañana es la prueba de menú. Recuerda imprimir las invitaciones. ¿Has hablado con el cura? ¿Te gusta Puccini para empezar o prefieres Vivaldi para la ceremonia?
Y en la preparación de un Ironman, exactamente lo mismo. Pasas de estar tirado a la bartola la mayoría del tiempo, a tener programadas tus sesiones de entrenamiento de los próximos tres meses. Aquello de ir a soltar piernas en bici o a trotar sin más se va a acabar. A partir de ahora, a cuchillo con la programación.
En ambos casos, que vuestros amigos se despidan de tu pareja y de ti. Tenéis una boda y un ironman que preparar. Nada de fiestas, nada de excesos. Porque esa es otra: adiós a comer de más. En una boda es básico entrar en el traje de novia o de novio. En un ironman, fundamental llegar al día de competición con un porcentaje ridículo de grasa y entrar con dignidad en el mono.

La estrategia
Este punto ha roto muchas familias y parejas, así que ojito cómo lo gestionáis. Llega el terrible momento de distribuir a los 203 invitados en las mesas redondas de 8 ó 10 comensales. Tarea realmente ardua porque siempre suele haber un número de invitados impar para un número de mesas pares. Pero eso es lo de menos, se trata de cómo colocar a los primos del pueblo que son más brutos que un arado con la esquisitez de la familia de la novia. Ninguna de las combinaciones que propongas tendrá el visto bueno de ambas familias, así que solo podemos desearte suerte en este punto y que no consuma demasiado tiempo que deberías estar dedicando a tu entreno para el ironman.
En un ironman la estrategia es clave para terminar la prueba. Dónde colocar a todo el arsenal de amigos y familiares que te has traído contigo. Unos para la salida del agua, otros para las fotos de los previos, otros para los geles, barritas y bocatas de calamares de la bici. El resto para animar cuando se te empiece a atragantar la carrera. La motivación es básica en la larga carrera, así que dependiendo de tu estrategia en el recorrido, así será tu resultado.

El material
Ufff. El tema del material. Aquí llega uno de los puntos controvertidos de la ceremonia: el traje de la novia. Aquí el presupuesto se dispara y no parece que a nadie le importe. La novia tiene que ir guapa por encima de todo, cueste lo que cueste. Si hubiera que ponerle un acople en el velo, unos zapatos lenticulares y un ramo de flores de carbono, seguro que todo el mundo aplaudiría. Es un día. Mejor dicho, es "el" día y cualquier gasto es bienvenido. Vestido, peluquería, maquillaje, limpiezas de cutis, manicuras, pedicuras, floristería, coros celestiales, menús caros y exquisitos, invitaciones manuscritas con plumilla del siglo XV, fotógrafos, vídeos de máxima calidad... suma y sigue.
Y luego vas tú y dices que te quieres comprar una rueda lenticular y te cae la del pulpo. Hombre, no es por nada pero esto es una web hecha por y para triatletas, así que no somos muy objetivos. Cierto que estamos llenos de caprichos. Cuando tenemos la megabici de carbono, nos encaprichamos de la cabra. Cuando ya tenemos la cabra, queremos la rueda de bastones o la lenticular del vecino. El caso es un no parar de comprarnos caprichos, que dicho de paso, no son baratos.
Conclusión, la boda y el triatlón conllevan un material considerablemente caro. Pero, ¿cuánto tiempo utilizas el material de la boda? Un día, solo uno. ¿Y el material de triatlón? Todos los días que quieras y puedas. Así que ya tenemos un vencedor claro en este punto.
El personal externo
Una boda de hoy ya no es como una boda de hace 50 años. Ahora si nos casamos, nos casamos bien. Eso quiere decir que habrá que hacer un outsourcing de la boda, ¿no? Y ahí entra en juego el wedding planner, ese personaje que se dedica a organizar bodas y del que algunas cadenas hasta llegan a hacer programas de cómo preparar una boda temática en televisión. Vamos, que si le pides que te organice una boda que gire en torno al triatlón, te la organiza y te pone un chip en el tobillo hasta que pronuncies el "sí quiero" mientras os intercambiáis las medallas de finishers.
Y si eres triatleta, también encomiendas tus entrenamientos a un entrenador personal, ¿no? Una especie de confidente en la que crees con los ojos a ciegas y en la que basas toda tu preparación para afrontar una de la prueba más importante de tu vida, y que no es la boda, sino el ironman. Es esa persona que te motiva, por la que entrenas cada día para no tener que inventarte un excusa de por qué te has saltado la sesión que te tocaba hoy. Pagarías lo que te pidiera por no perderlo, lo mismo que el wedding planner en la boda.
¿Quién es más caro? Aquí ya hay diferentes tarifas, como en los menús de boda. Los hay relación calidad-precio muy buenos, y los hay más corrientes.
El precio
En este apartado tenemos tres opciones: ponernos a llorar, ponernos a temblar o respirar profundo y expulsar el aire de golpe. Nos va a dar igual, porque el dinero que cuesta hoy casarse gana por goleada a nuestro ironman. Ya puedes elegir el destino que quieras, que ni con billete de avión en clase business creo que puedas acercarte al presupuesto de una boda por todo lo alto para 200 invitados.
Si recurrimos a los números y a la estadística, os diremos que la media española se sitúa en torno a los 20.000 euros/boda. Luego ya dependerá de cómo queramos la ceremonia, cambia un poco también según el lugar donde nos casemos. En el Norte de España los invitados se dejan más de 250 euros como regalo a los novios, mientras que en otras zonas no pasan de los 150. Ahora mismo se está casando la generación de los millenial, y a esta gente les mola el tema personalizarlo todo. ¿Qué quiere decir eso? Personalizar = gastar. Así que prepara la tarjeta de crédito o la contactless porque una boda puede costar hasta el infinito y más allá.
Ahora ya, después de leer esto, el presupuesto para el ironman queda hasta ridículo, ¿verdad? Diego Rodríguez ya os hizo los cálculos de cuánto costaba un ironman, y tirando por lo bajo le salía la bonita cantidad de 1.320 euros. Veinte mil euros frente a esta cantidad creo que no admite comparación.
Ahora solo tienes que decidir si pones más grande la foto de finisher en el salón o la de vuestra boda.