
Mi primer "Embrunman"
"A quien se lo diga no sé lo cree, si conoces Embrunman sabrías que nunca debes elegirlo como el primero”. Cristina Loring de Anta (entrenadora en Reebok Sports Club La Finca)
Embrun es una población de Francia del departamento de los Altos Alpes situada a 870m sobre el nivel del mar. En esta mágica localidad se celebra desde hace 32 ediciones el Embrunman, uno de los Ironman más duros del mundo. 3.800m de agua en el lago Plan d ´Eau, 188km de bici con casi 4.000m de desnivel positivo y 42.195m de carrera con más de 400m de desnivel.

Salimos desde Madrid un lunes, alquilamos una autocaravana y decidimos realizar el viaje por etapas. Llegamos allí el viernes por la mañana para recoger los dorsales a las 9:00 en punto (horario de apertura). Al recoger los dorsales te dan una bolsa con varias cosas, es muy importante que guardes la bolsa del avituallamiento especial.
Después de recoger los dorsales decidimos ir a ver el recorrido de bici, que no sé si fue buena idea. Iván estaba tranquilo, pero a mi se me hizo un nudo en la garganta viendo los puertos que nos esperaban. Lo mejor de ir fue disfrutar de comer en la cima del Col d Izoard.
Por la tarde fuimos a dejar la bicicleta. Hay que dejarla antes de las 18:30. Si habéis tenido que desmontar la bicicleta en el trayecto de ida, os recomendamos que antes de desmontarla apuntéis las medidas y allí la coloquéis exactamente igual, una mala postura puede daros muchos problemas durante la competición.
Después de dejar las bicicletas nos dispusimos a preparar todo lo que necesitaríamos en la prueba. Ni se te ocurra hacerlo por la mañana, no da tiempo. Para una prueba tan larga y con la meteorología tan incierta debes organizar tal cantidad de cosas que te llevará aproximadamente 2h.
En lo que más dudamos fue en la ropa de bici puesto que daba lluvia, pero también sol y al bajar los puertos contabas con mucho frío por estar tan altos como el col de Izoard (2360m). Al final me llevé de todo (guantes, manguitos, camiseta interior, chaleco, chaqueta...) y ciertamente no me sobró nada.
Preparamos 6 barritas previas al avituallamiento especial que junto con dos botes de Vitargo pro, uno más cargado con Astenolit (retrasa la fatiga) y otro más diluido para poder digerir bien las barritas sería suficiente para consumir los 90gr/kg por hora que recomiendan los estudios para una prueba de larga duración. En mi caso particular me comí las 6 barritas, más una de la organización, y al llegar al avituallamiento especial, en la cima del col d´Izoard, tuve que guardarme los sándwiches en la chaqueta porque no podía comerme ni una esquinita.
La estrategia de alimentación es tan importante para una prueba de larga distancia, que una mala planificación puede llevarte a la catástrofe. El día previo debes beber Vitargo Electrolite, para estar bien hidratado y evitar calambres durante la prueba (1L.1,5 L). Iván y yo bebimos casi 2L cada uno el día previo y como la prueba no fue calurosa, tuvimos que parar para ir al baño más de lo habitual, pero no nos deshidratamos. En mi caso debido a que en la ultima media maratón no pude comer nada porque estaba mal del estómago, casi no acabo el ironman por falta de glucógeno, estaba mareada y sin energía.
El día de la prueba a pesar de habernos levantado a las 5 de la mañana, haber preparado todo por la noche y estar a las 5:15 en boxes dejando las cajas con la ropa, poniendo bidones y barritas, hinchando ruedas y poniendo aceite para la cadena, llegué muy justa a la salida. Porque después de prepararlo todo pensé que me daba tiempo a ir a la caravana para dejar la ropa que llevaba y ponerme el neopreno, pero a las 5:35 estaba llegando a la caravana y mi salida era a las 5:50, tenía apenas 10´para ponerme el neopreno y llegar a la salida. No fue buena idea volver a la caravana, debí haber estado a las 5:15 con todo preparado para no tener que volver a la caravana, por muy cerca que lo hubiéramos aparcado.
Fui corriendo a la salida, con sensación de agobio por no llegar. Me encontré con 1000 chicos que taponaban mi acceso al agua, ya que ellos salían a las 6:00. Tuve que pedir perdón mil veces mientras me abría paso a codazos, y al llegar a mi salida de agua me di cuenta que tenía el dorsal puesto, ya que lo necesite para volver a pasar a boxes y se me olvidó dejarlo en la caja con las prisas. Le pedí a un juez que por favor lo dejara en mi caja, y muy amablemente accedió, pero podía haberme obligado a dar la vuelta para que lo colocara yo.
Con el gorro medio puesto y sin haber encendido mi Garmin sonó la bocina de salida, me apreté bien las gafas y salí medio a ciegas, puesto que aun era de noche. Solo éramos 80 chicas, pero nos dimos unas cuantas tortas. Yo lo achaco a que no se veía nada. Tuve que remontar bastante en el agua y al final me quedé sola, puesto que las de mi nivel ya se habían ido, y el otro grupo iba demasiado lento. La primera vuelta de agua, completamente a ciegas me recordaba a los ejercicios que hacemos en clase de triatlón de “Reebok Sports Club” nadando a ciegas o siguiendo las burbujas del que tenemos adelante, es la misma sensación de ir de un lado al otro sin ver nada y sin realmente saber hacia dónde vas.
Salí del agua sin saber que tiempo había hecho, puesto que mi reloj seguía apagado.
Al salir me quedé un poco bloqueada, los boxes estaban rodeados de gente, y me tenía que cambiar. No sabía muy bien por dónde empezar, he realizado unas cuantas transiciones, pero ésta es especial, te esperan 188km de bici con casi 4000m de desnivel y un tiempo adverso.
Empecé por lo de siempre, quitándome el neopreno las gafas y el gorro. Había decidido nadar con un bañador, para luego cambiarme y quedarme seca, puesto que si me quedo fría lo más seguro es que tenga un corte de digestión y puede impedirme acabar la carrera. Tenía una toalla preparada, no había carpas para cambiarse, y delante de todo el mundo con la toalla empecé a cambiarme, sujetador, cullote, camiseta interior y chaqueta de bici, con manguitos y chaleco corta vientos en los bolsillos de la chaqueta, puesto que la probabilidad de lluvia y frio por la mañana estaba asegurada, y así fue, nos llovió durante casi toda la bici, menos mal que me abrigué bien, sino en las bajadas acabas con hipotermia, a pesar de las condiciones meteorológicas el recorrido de la bici es espectacular, mis ojos nunca vieron tales parajes con ríos y montañas por doquier, al llegar a la cumbre del Col de Izoard no podías dejar de mirar al cielo en vez de al suelo, es una vista espectacular, Allí está el avituallamiento especial, pero como había comido mucho durante el recorrido no me entraba nada, comí medio sándwich y el resto me lo llevé, me abrigué bien(guantes, manguitos, chaleco, dos térmicas, braga, chaqueta) y empecé a bajar, hace mucho que no me castañeaban los dientes así, con el frio que hacía se me quedaban los dedos congelados con dificultades para frenar, y con la lluvia era imposible coger velocidad, además que al llevar ruedas de carbono mi bici frenaba fatal y tenía que calcular la frenada con anterioridad.
Lo más duro del recorrido de bici para mí fue la bajada del Col de Izoard por el frio y la lluvia. Este es un puerto de categoría especial, lo subimos desde Guillestre hacia Chateau. Está considerado como un puerto de 14km por este lado, pero realmente veníamos de enlazarlo con otro puerto de 20km, al subir a la cima tenías 34km de subida en tus piernas.
Hasta el km 150 iba mentalizada de la dureza de la prueba y no se me hizo pesado, pero al llegar a este punto (muro del Pallón) hay una subida de mas de 2km con un porcentaje medio del 13% sin descansos que hace que se haga eterno. Después de este regalito, sigue el terreno rompe piernas constante durante 30km hasta llegar a Embrun.
Cuando llegas y piensas que ya no te queda nada, en el km 180 empiezas a subir este puerto de 5km de gran dureza con pendiente y mal estado del asfalto, con la piernas destrozadas y piensas “esto nunca va acabar”, en ese momento llevaba 9h 15´, mi previsión era haber acabado en 9h, sobre todo por el tiempo de corte de la prueba (17h). Cuando vi que ya me había pasado del tiempo calculado y aun me quedaba un puertazo, me desmoroné y se me hizo eterno. Si hacéis Embrun os recomiendo que os preparéis física y mentalmente para este puerto final. En mis entrenos previos muchas veces procuraba acabar con un puerto final que se asemejase al de Embrun, y acababa mal, pero en la prueba no estaba preparada mentalmente para pasarme de mi tiempo de bici estimado y me vine abajo. Bajé del puerto con la incertidumbre de si me iban a dejar correr, no paraba de frenar puesto que era una bajada con muy mal asfalto y con muchas curvas, aun quedan 4km para acabar, pasas por un tramo de la carrera a pie, ves como la gente ya va por su segunda vuelta y a ti aun te quedan 4km de bici, eso desmoraliza aun más, pero a pesar de todo seguí, estaba deseando bajarme a correr, no porque quisiera correr, sino por acabar.
Cuando empiezas a correr no te lo puedes creer, te pesa todo, nunca has ido tan despacio en tu vida, pero no puedes dar más de ti. Sabía que iba a correr lento pero no con tantos dolores, a pesar de ello el tiempo de la primera media me salió bien, el cansancio muscular impide que tus músculos sean reactivos y que puedas correr a un ritmo normal y cada vez vas a menos. En mi primera vuelta al pasar por meta vi a Iván, sentí una alegría inmensa al saber que el había acabado. Me dijo que cuando se cambiara iría a por mi en bici, me encontró en el km 30, bastante mal trecha. Desde el km 20 no había podido comer nada y casi ni beber, por un corte de digestión debido al frio y a que empezó a llover de nuevo, estaba bastante mareada y sin energía, con dolor de tripa y con mucho dolor en el pie, debido a las secuelas de un esguince que me hice a falta de dos semanas para la prueba, fueron los peores 12km de mi vida, no sabía ni como podía avanzar, en las subidas tuve que empezar a caminar y en las bajadas parecía que iba subiendo, no podía levantar las piernas. En ese momento se acercaba el tiempo de corte, Iván me iba contando todos los ánimos que mis compañeros del triatlón Reebok Sports Club me iban dando por wassap y gracias a esa motivación y a Iván, saque fuerzas para correr en todos los tramos que mis piernas me lo permitían. Creo que en esos 12 km tarde un poco menos de 2h, y los últimos 2km se me hicieron eternos a mi, a Iván y a mis compañeros de triatlón que esperaban mi llegada. Al llegar a meta no tenía fuerzas ni para celebrarlo, lo que hice fue sentarme junto a Iván y no moverme en un buen rato, no me podía creer que hubiera acabado, en la vida había hecho algo tan duro, nadie puede saber lo que es Embrunman hasta que lo hace, solo le podía decir a Iván con una voz más bien apagada “Por fin he acabado, por fin he acabado”, lo repetía una y otra vez.
Menos mal que la caravana la teníamos al lado de la meta y que Iván me ayudo a caminar hasta ella, sino esa noche duermo en la alfombra roja.
Espero que os haya servido mi relato y si os atrevéis con esta prueba, no dudéis en preguntarme. Estoy aquí para ayudaros. Como entrenadora, mi preparación física fue buena teniendo en cuenta que era mi estreno y que no tengo tantos km acumulados en las piernas como muchos de los competidores. De hecho, era la más joven de las chicas. Es tanto tiempo y tantas cosas las que te pueden pasar, que nunca estás preparado para un ironman y siempre hay algo que podrás mejorar para el próximo.
Me despido, próximo reto la maratón de Ginebra, mejorar marca personal.
Cristina Loring de Anta, entrenadora en Reebok Sports Club La Finca.