
Mo Farah, sobre las sospechas de dopaje: "Si pensáis que he hecho algo mal, demostradlo"
El británico Mo Farah -o Mohamed, como quiere que se le llame a partir de ahora- ha dicho adiós a las pistas de atletismo con un oro en 10K y una plata en 5K con sentimientos encontrados. La dolorosa derrota del viernes pasado a manos del etíope Muktar Edris ha dejado secuelas en el posiblemente mejor atleta británico de todos los tiempos. El domingo por la mañana el corredor nacido en Mogadishu hace 34 años tuvo que enfrentarse a la prensa. "La historia no miente", declaró, visiblemente contrariado. "Lo que he conseguido a lo largo de los últimos años, es para que la gente esté orgullosa. Podéis escribir lo que os dé la gana, pero el caso es que todo lo he logrado con trabajo duro y dedicación. Lo he dado todo año tras año defendiendo a mi país".
El origen de todo viene por su vinculación con Alberto Salazar, su actual entrenador. El cubano, que le acompañó en su conversión desde un buen deportista a uno de los mejores en la última década, está en el punto de mira de la USADA, la agencia norteamericana contra el dopaje. "Sois como un disco rallado, siempre repitiendo lo mismo" insistió Farah ante los periodistas que le preguntaban por la relación entre ambos. "Si Alberto o yo hubiéramos cruzado la línea, ¿por qué sacar el tema constantemente llenando titulares y sin demostrar nada? He conseguido lo que he conseguido y vosotros estáis tratando de destruirlo".
En la misma línea, Farah dejó entrever, al ser relacionado con Jama Aden, entrenador somalí detenido en Sabadell en junio de 2016 por posesión de EPO, que la prensa tenía una estrategia marcada contra él. "No hay nada más que decir. Me parece ridículo como algunos escriben determinadas cosas para que cuadren con la historia que quieren contar. Nunca escribís la realidad. La verdad es que, todos estos años, he conseguido mis títulos con trabajo duro y mucho dolor".
"Habéis sido injustos conmigo en muchas ocasiones. Lo sé. Pero contad las cosas tal y como son. Me gustaría que contaseis la verdad, que fueseis honestos con la gente que os lee. Si pensáis que he hecho algo mal, demostradlo". Golpeándose el pecho, añadió: "La verdad es que no me importa lo que digáis de mí, yo voy a seguir peleando, voy a seguir trabajando, haciendo que mi país esté orgulloso de mí. Estoy orgulloso de ser británico y pienso ponerme la camiseta de mi país y darlo todo".
Ahora que ha dejado las pistas, el corredor británico se va a centrar en la distancia reina, el maratón. El domingo no desveló si continuará a las órdenes de Alberto Salazar la próxima temporada, pero si reconoció que no va a ser un cambio fácil. "Nadie me va a regalar nada. El asfalto es como empezar de nuevo. Tengo que aprender, descubrir cuáles son mis debilidades. Me va a llevar un tiempo adaptarme al maratón".
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