
¿Podrían competir los triatletas con los atletas en carrera a pie?
Hace unos días Fernando Alarza publicó un tweet que sorprendió bastante al respetable:
Después de un buen fin de semana y buenos entrenos, hoy tras dos sesiones hemos hecho de atletas con un 3kms en pista con 8'15" #RoadToRio
— Fernando Alarza (@Fernando_Alarza) 15 de junio de 2016
Tres kilómetros en ocho minutos y quince segundos... Tela marinera. A 2'45" el kilómetro, ya os hago el cálculo yo. Para que lo pongáis en perspectiva, el récord de España de la prueba lo tiene Sergio Sánchez (#ejem) en 7'42", a 2'34" el kilómetro. Os puede parecer bastante diferencia nueve segundos por kilómetro, pero hay que tener en cuenta, tal como dice Fernando en su tweet, que llevaba ya otras dos sesiones de entrenamiento a lo largo del día, con lo que entendemos que corría con cierta fatiga. Es decir, posiblemente preparando la prueba ex profeso, con un tapering previo en condiciones, estaría capacitado para quedarse a pocos segundos del plusmarquista nacional.

Hace dos años, Alistair Brownlee trató de participar en el diez mil de los Juegos de la Commonwealth -además de en la prueba de triatlón, que ganó-, aunque al final renunció por un descuadre en su entrenamiento. Sin duda alguna, hubiera logrado la mínima, dado que posee una mejor marca en diezmil de 28'32". De hecho, su marca en el segmento de carrera a pie de Londres 2012, 29'07" no solo le sirvió para llevarse el oro en la cita olímpica, le hubiera servido para quedar como tercer británico en la prueba olímpica de la distancia. Y lo que hemos dicho siempre: que el ritmo de carrera de un triatleta en competición viene supeditado a que con anterioridad se han jarreado kilómetro y medio de natación en aguas abiertas y otros cuarenta sobre la bici que no son precisamente silbando.
Y con Mario Mola ya nos sabemos la historia, sus parciales de carrera a pie son de quitar el hipo. Y en chicas, más de lo mismo: la norteamericana Gwen Jorgensen corrió recientemente en Leeds el diez mil en 33'29".

Pues bien. Sin duda alguna para los mortales como nosotros, los que escribimos y leemos esta revista, son tiempos auténticamente extratosféricos. Hace unos meses hicimos un artículo sobre qué pasaría si Javier Gómez Noya solo corriese, y la realidad es que ganaría gran parte de las pruebas populares a las que se presentase, a excepción de la San Silvestre Vallecana. Pero Cursa de Bombers, o el 10Kms de Valencia, entre otras, irían a sus ya de por sí plagadas vitrinas. Pero la realidad en el alto nivel es otra (y aquí comienza mi pequeña reflexión, sin más ánimo que debatir al respecto): por naturaleza comparamos a nuestros triatletas élite, y a los Brownlee y compañía, con los tiempos que tienen los corredores nacionales, y personalmente considero que es un error. ¿Por qué? Pues porque si hablamos de los cinco o seis mejores triatletas del momento a nivel mundial, tendremos que comparar con los cinco o seis mejores atletas a nivel mundial.
Y ahí sí que los nuestros pierden por goleada. Y si no, mirad por ejemplo la clasificación de la prueba celebrada en Estocolmo dentro de la Diamong League de hace unos días, qué tiempos se marcaron nuestros amigos los etíopes en el cinco mil:

El ganador, Ibrahim Jeilan se jarreó las diez vueltas al tartán en 13'03", y el récord de la distancia está en posesión de Kenenisa Bekele en 12'37". Sin ir más lejos, y para comparar, Mario Mola nos dejó a todos con las patas tiesas cuando en la edición de 2015 de Abu Dhabi, bajo distancia sprint, corrió el cinco mil en 14'03". Casi minuto y medio más lento que el citado récord.
Así que, y aquí acaba esta reflexión, los tiempos de nuestros triatletas son magníficos: para aquellos que competimos en el deporte de las tres disciplinas son tiempos que no veremos en nuestras piernas en la vida, pero puestos en perspectiva los élite de la carrera a pie están aún a mucha distancia, con las zapatillas puestas, de ellos.