La relación Triatleta - Entrenador desde un punto de vista psicológico
Foto: James Mitchell
Salud y Nutrición / La relación Triatleta - Entrenador desde un punto de vista psicológico

La relación Triatleta - Entrenador desde un punto de vista psicológico

Llegamos ya al final de año y es posible que en estos días muchos de nosotros hayamos oído, aparte de infinidad de anuncios y ofertas para nuestras inminentes compras navideñas, un mensaje que se activa en nuestras cabezas como la alarma en el móvil por las mañanas: ¡Ha llegado el momento de pensar en nuevos retos y marcarse los objetivos de la próxima temporada!

Plantearse un objetivo, un reto inspirador, cumplir un verdadero sueño que nos anime a trabajar duro en la pretemporada y nos motive a darlo todo durante los entrenamientos, es la excusa perfecta para empezar a trabajar desde ya en la mejor versión de nosotros mismos. A todos nos encanta ver nuestros sueños cumplidos.

Como deportistas, y especialmente como entrenadores tenemos en este punto nuestro gran reto: No vale sólo con plantearnos objetivos, también debemos acompañar a nuestros deportistas durante todo el proceso, hasta su consecución, y no caer en trampas como confundir alcanzable y fácil.

El equilibrio entre la percepción de alcanzable y la percepción de desafío es una de las claves de las aportaciones de la psicología del deporte, pues si pensamos que no son realistas posiblemente ni lo intentemos, o lo intentemos, pero a medias, y si no hay desafío, si no nos pica el orgullo, si no nos ilusionan, nos costará mucho mantener la motivación a largo plazo.

Esta percepción de alcanzable no solo es clave para el deportista, si nuestros deportistas se plantean retos que nosotros como entrenadores creemos inalcanzables, empezaremos a trabajar en una dirección equivocada, y con unas expectativas difíciles de esconder a largo plazo, que inevitablemente tendrán un gran impacto en el rendimiento. No vale con animar y mostrarse optimista, hay que ser auténtico. Somos deportistas y la mayoría de nosotros no somos actores profesionales para poder estar “postureando” siempre, aunque bueno, eso del postureo, ser actor y triatleta está cada vez más de moda.

Lo cierto es que, aunque lo intentemos es muy difícil fingir creer en alguien si realmente no lo hacemos.

En el deporte existen muchísimos ejemplos de cómo la creencia de que algo no es posible se transforma en una limitación real, hasta que aparece alguien que rompe esa barrera y de repente esa creencia que parecía indiscutible lo derriba todo.

bret sutton entrenador
Foto: trisutto.com

Este efecto sobre la influencia de las expectativas y el rendimiento esta analizado en profundidad por la Psicología del Deporte con numerosos estudios y experimentos. En   los más clásicos utilizamos como variable las expectativas de los entrenadores sobre sus deportistas, sólo con hacerles creer que se hacen responsables de la preparación de un grupo excepcionalmente bueno o de los peores deportistas del equipo (aunque en realidad no existan diferencias), el rendimiento final en ambos grupos suele ser muy distinto. Estos estudios se han ampliado no sólo al ámbito deportivo, también son visibles en el ámbito educativo, con profesores y sus alumnos y  especialmente en la empresa donde las expectativas de los directivos sobre el rendimiento de sus empleados y los resultados reales tienen una gran influencia.

La confianza sincera y honesta es una de las grandes claves del éxito, tanto a nivel individual como de los equipos que gestionemos, afortunadamente la confianza no es sólo un acto de FE (que se tiene o no se tiene), se puede entrenar y desde la psicología del deporte podemos aportar numerosas herramientas para potenciarla.

Quizás ahora es el momento de hacernos algunas preguntas:

¿Quiénes somos nosotros para decirle a alguien que no es capaz de cumplir sus sueños? ¿Quiénes somos para ir a pincharle su globo? ¿En qué nos estamos basando para crearnos esas expectativas? ¿Cómo puedes ayudar a tus deportistas a construir el camino para hacer realidad sus sueños? ¿Cómo puedes mostrarles los pasos y acompañarlos hasta conseguirlos? ¿Cómo estás valorando su rendimiento actual? ¿Cómo estás valorando todo su potencial?, ¿Cómo has planificado el futuro que tienen por delante tus deportistas? ¿Cómo entrenarías tú con alguien a tu lado que cree que no eres capaz de alcanzar tus objetivos?

Los objetivos deben nacer siempre de una visión inspiradora y personal, algo que realmente “nos ponga”, nos llene de energía.

Creemos que un buen entrenador es alguien que es capaz de sentirse motivado con sus objetivos y los de sus deportistas, que es capaz de alinearse de forma honesta y sincera como si también fuesen propios, que es capaz de generar y mantener esa visión inspiradora y de equipo, y es capaz de generar adhesión y compromiso.

Pero no solo eso, además creemos que debe ser capaz de llevar esa visión a la práctica generando incluso en momentos difíciles un contexto estimulante y adecuado para cada uno de sus deportistas, identificando y potenciando especialmente su talento, y centrar sus acciones en darles las herramientas que los hagan cada vez mejores, ser guía y compañero en todo ese desarrollo, dando feedback de forma adecuada y sobre todo contagiando día a día, en cada acción entusiasmo y confianza.

Vivir nuestros entrenamientos como un deseo, una decisión personal realmente nuestra y en ningún caso como una obligación impuesta o autoimpuesta, ser firmes y constantes no significa sentirnos obligados, esto determinará directamente también nuestro rendimiento: estar motivado es siempre una decisión personal.

Pongamos nuestra energía en centrarnos, en eliminar los obstáculos internos y externos, trabajemos en potenciar nuestra confianza, en saber que sabemos hacer las cosas y las sabemos hacer bien. Seamos capaces de hacer creer a los demás en ellos mismos, que ellos también saben hacer las cosas y las hacen realmente bien.

Seamos realistas trabajando sobre un análisis de la realidad sin autolimitaciones y lastres que nos impidan desarrollar todo nuestro potencial, dar nuestros mejores resultados, incluso ser mucho mejor de lo que esperábamos y de lo que esperaban.

¡Permitirnos soñar, compartir esos sueños y hacer soñar con nuestros sueños a los demás!

“Los que se proponen ganar ganan mucho, los que temen perder pierden mucho. Tendemos a obtener aquello en lo que nos concentramos, si tememos al fracaso, nos centramos en él, y fracaso es lo que obtendremos” (John Whitmore)

¿Qué os parece este propósito para la próxima temporada?

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