
Restricción calórica: ¿puede mejorar tu esperanza de vida, o arruinarla?
En "un campo increíblemente ruidoso" como el de la ciencia de la pérdida de peso es habitual escuchar hablar de la restricción calórica como el método más eficaz y directo para decir adiós a esos kilos de más. Bien mediante el ayuno intermitente, Además, se ha demostrado también que esta estrategia tiene beneficios más allá de la mejora de nuestra composición corporal.
Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, muchos países impusieron el racionamiento obligatorio: se seguía una dieta equilibrada y restringida a unas 2.300 calorías (menos de lo que consume el adolescente medio de EE.UU hoy día).
De 1911 a 1921 y de 1940 a 1951, la esperanza de vida aumentó unos seis años (más del doble que en otras décadas) y una restricción calórica del 20% contribuyó a reducir la tasa de mortalidad en un 30% en comparación con la época anterior a la guerra (Strøm et al, 1951).
Un estudio de Walford et al (2002) sometió a cuatro tripulantes femeninos y cuatro masculinos de Biosphere 2 a dos años de restricción calórica (1.750 - 2.100 calorías) con pequeñas cantidades de lácteos, huevos y carne. La tripulación mantuvo en excelente estado de salud y mantuvo un alto nivel de actividad física y mental.
CALERIE, un ensayo de dos años de restricción calórica en humanos publicado por Kraus et al (2019) halló mejores lecturas para el colesterol, la presión arterial, la sensibilidad a la insulina y las medidas de inflamación con una restricción calórica del 12%.
En 1935, McCay descubrió que la restricción calórica aumentaba la vida media de las ratas de 483 a 894 días. La reducción habitual de calorías se sitúa en torno al 20-50% (10-25% en los humanos), un dato elevado pero que no llega a causar desnutrición.
Diferentes estudios de seguimiento han demostrado demuestran que este efecto se produce en la mayoría de los mamíferos, incluidos los seres humanos.
Pero debemos tener claro que la desnutrición es un peligro real, como demostró el "Experimento de inanición de Minnesota": una restricción dietética extrema del 40% con una ingesta insuficiente de proteínas, verduras y frutas y un aumento de la actividad física dio como resultado una pérdida de peso de aproximadamente el 25%, fatiga crónica, edema en las extremidades inferiores, trastornos emocionales graves, depresión, confusión, apatía y pérdida de libido.
¿Cómo funciona la restricción calórica?
Cuando hablamos de restricción calórica (RC) nos referimos a un proceso que implica comer menos durante mucho tiempo. ¿Es un efecto directo o reduce la morbilidad asociada como enfermedades del corazón y cáncer? Puede que ambos.
Lo que está claro es que parece ayudar ayudar a la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la incidencia del cáncer y la diabetes de tipo 2, entre otras según Longo et al y Green et al (2021).

De manera separada, la ciencia revela que la disminución de proteínas (incluida la metionina, los aminoácidos de cadena ramificada) puede tener mejores resultados que la disminución de glucosa/carbohidratos y grasas.
Un estudio de Sánchez-Román y Barja (2013) halló que la restricción de proteínas enfocada y particularmente la restricción de metionina aumenta la longevidad máxima en roedores, algo que no ocurrió con la restricción de carbohidratos o lípidos.
¿Cuáles son los beneficios de la restricción calórica?
En conjunto, la restricción calórica induce las vías de reparación y reciclaje, incluyendo la autofagia, la mitofagia, la reparación del ADN y la defensa contra los oxidantes, además de mejorar la función de las células madre.
Los beneficios de la restricción calórica se extienden desde las enfermedades cardiovasculares, pasando por la diabetes, el exceso de grasa o la enfermedad renal, hasta las enfermedades neurodegenerativas o el cáncer.
El papel de la obesidad
No hay debate en el hecho de que la reducción calórica reduce la obesidad. Pero, entonces, ¿pueden los efectos de reducción calórica ser una consecuencia de la pérdida de peso?
Alex Mitchell explica en Fastfitnesstips que los ratones capturados en la naturaleza tienen un 3-4% de grasa corporal, pero los ratones en cautividad tienen un 10-22% de grasa corporal. Todos los estudios sobre restricciones calóricas que se llevan a cabo se hacen sobre ratones que pesan mucho más que los ratones salvajes y tienen niveles de grasa corporal mucho más altos.
Por desgracia, las investigaciones de calidad en seres humanos son escasas. En 2015, Grover et al descubrieron que la restricción calórica voluntaria en humanos aumentaba la esperanza de vida en 8,4 años en los hombres y 6,1 años en las mujeres cuando se iniciaba entre los 20 y los 39 años de vida. La advertencia es que estas mejoras solo se consiguen frente a un grupo de control de humanos con un IMC superior a 35.

Pero en el caso de los ancianos, un estudio de Zheng et al (2021) halló que el bajo peso es un riesgo importante. Es más, un ligero aumento del IMC con la edad, siempre dentro del rango saludable, mejora la supervivencia respecto a la delgadez prolongada.
Podemos concluir que la restricción calórica funciona para cualquier persona con sobrepeso. Pero hace aún hace falta un estudio capaz de demostrar que también funciona para alargar la esperanza de vida con independencia de los cambios en el peso corporal.
Mientras tanto, el hallazgo sigue siendo el mismo: la obesidad está relacionada con una mortalidad acelerada (y una peor supervivencia sin enfermedad). En palabras de Mitchell: "La restricción calórica simplemente invierte la supervivencia acortada asociada a la obesidad en lugar de prolongar la supervivencia per se".