
Saleta Castro: "Prefiero sacar el entrenamiento de estas semanas que hacer un puesto determinado"
Dos años después, la triatleta gallega vuelve a la larga distancia y encima con el mono rojo de la selección española. Así llega Saleta al Mundial de Almere.
En un año extraño, con menos competiciones de las habituales pero mejor que 2020, Saleta Castro se ha ido reencontrando poco a poco con la competición. Comenzó en Cancún, probó la MTB y ha terminado ganado el X-Terra de Portugal, pero le faltaba lo suyo: volver a la larga distancia.
Esta motivación la ha encontrado de la mano de Víctor Arroyo, que también compite en Almere.
"Espero hacer un buen resultado, es obvio, quiero mejorar el noveno puesto de Pontevedra", explica la triatleta de Pontevedra sobre el objetivo de la carrera.
Dos años después se enfrenta a los 226 kilómetros y lo último que quiere es presionarse, porque la distancia IRONMAN requiere de tiempo.
"Quiero estar entre las ocho primeras, pero sin obsesionarme", aclara desde Almere donde ya ha estado rodando en las carreteras.
¿Y si no sale un buen puesto? "Prefiero sacar el entrenamiento que hacer un puesto determinado", matiza Castro, que ha retomado el entrenamiento de larga distancia hace apenas tres meses.
"He entrenado muy bien estas diez semanas, ha sido muy intenso con Víctor Arroyo", añade la gallega afincada en Valencia, que de la mano del preparador madrileño ha recuperado la ilusión por su distancia fetiche.
"Me motiva mucho tener a Víctor de entrenador", cuenta a Planeta Triatlón desde Países Bajos.

Una carrera en la que puede pasar cualquier cosa
El segmento ciclista es muy llano y eso en principio penaliza a todos los españoles, todos ellos confían en resolver la prueba en la carrera a pie. Dan lluvia para el domingo en Almere, algo que puede cambiar todos los pronósticos.
"En una carrera de estas puede pasar cualquier cosa, espero que salga bien la nutrición", argumenta Saleta, y es que llevar la hidratación durante nueve horas es muy complicado y cualquier error se paga caro. Y más cuando llevas tiempo sin hacerlo.
"Tengo buenas sensaciones, aunque estos días últimos entrenando poco son muy raros", bromea Saleta, que llevaba más de 700 días sin enfrentarse a un tapering de larga distancia.
Aflojar después de diez semanas a tope no deja de ser una sensación extraña.
Sin embargo de fondo hay una lectura positiva. Que estemos volvamos a cierta normalidad es bueno, y que Saleta vuelva a la larga distancia es normalidad.