Foto: Getty Images for IRONMAN
Salud y Nutrición / "La primera vez que gané en Kona pensaba que estaba engañando a la gente"

"La primera vez que gané en Kona pensaba que estaba engañando a la gente"

Chrissie Wellington marcó una época. La británica tuvo una carrera profesional corta, apenas cinco años al primer nivel, pero a lo largo de ella fue capaz de ganar todas las carreras de media y larga distancia en que participó a excepción de una, la de su debut, un 15 de julio de 2007.

De ahí hasta el 15 de octubre de 2011, todas sus competiciones las contó por victorias: Campeonato del Mundo de Larga Distancia, Challenge Roth, IRONMAN Frankfurt... Y cuatro veces el Campeonato del Mundo de IRONMAN, la primera de ellas en 2007, apenas unos meses después de haber logrado la clasificación en el extinto IRONMAN Korea.

Ha sido de aquel primer triunfo en The Big Island del que ha reflexionado estos últimos días a través de su cuenta de twitter. "La primera vez que gané en Kona pensaba que estaba engañando a la gente", ha escrito. "Sentía que había ganado porque otros habían tenido un mal día".

"Otras veces me he sentido como si estuviera improvisando, sin saber realmente por qué o cómo me he encontrado en esa posición de privilegio".

Aquel mes de octubre de 2011 Chrissie no partía como favorita en las quinielas, en las que nombres como el de Natascha Badmann -que con seis títulos hasta aquella fecha se vio obligada a abandonar- o Michellie Jones -vigente Campeona-, tenían gran parte de las posibilidades de victoria.

"Me sentía sorprendida", ha continuado Chrissie en su argumentación, "lo que me llegó a pensar «¿qué hago aquí?, esto nunca estuvo en el plan»".

"Creo que todo se debió a que gané aquella carrera sin tenerla como objetivo".

Brad Culp ha sido de los primeros en responderla. "Recuerdo haber visto esa carrera desde cabeza de carrera, en la moto", ha escrito el periodista norteamericano. "Todo el mundo decía que estabas loca y que ibas a implosionar en el maratón. Creo que esa fue la última vez que alguien dudó de ti".

El síndrome del impostor

Lo que vivió por entonces Chrissie Wellington se denomina síndrome del impostor. Según nos explican desde Siquia, el término fue acuñado en 1978 por dos psicólogas norteamericanas, Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes, en su artículo: “El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento, dinámica e intervención terapéutica”.

Para ellas, éste es un fenómeno psicológico que hace que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias o que sean incapaces de aceptar que merecen lo que han obtenido como fruto de su trabajo.

Chrissie Wellington
Foto: Rich Cruse

A nivel de triatlón, Chrissie no es el primer caso, ni será el último, de síndrome del impostor. Sin ir más lejos, Alex Yee, plata en los Juegos Olímpicos de Tokio, la experimentó en sus comienzos. "No me sentía digno de estar en la línea de salida", reconoció el británico en el principio de su carrera, allá por 2019. "Sin duda, me costó mucho tener la autoestima de ser un deportista".

Incluso, en los propios Juegos Olímpicos, al lograr la medalla de oro en el relevo mixto, el último ganador de las Series Mundiales de Montreal reconoció que la primera emoción que sintió fue de alivio por no haber decepcionado a sus compañeros de equipo. "Recuerdo estar parado en la línea de salida", afirmó en una entrevista posterior, "y pensar «tengo que hacerlo por ellos»".

"Esa fue probablemente la mayor presión que sentí en mi vida".

alex yee tokio 2020
Foto: World Triathlon // Tommy Zaferes

Cómo reconocer el síndrome del impostor

El síndrome del impostor se alimenta principalmente de tres ideas. Por un lado, la sensación constante de no estar a la altura de las expectativas, lo que genera una ansiedad altísima.

Por otro lado, vivir una excesiva presión con los resultados, quizás la parte en la que los populares nos podemos sentir más identificados: cuando sabes que los demás están esperando algo de ti y crees que no estás capacitado para dárselo, o para alcanzar un objetivo, sientes que eres un fraude o estás defraudando a los que te rodean.

Por último, y quizás la experiencia que tanto Chrissie Wellington como Alex Yee vivieron, está el hecho de atribuir el éxito de manera errónea: mientras que interpretamos el fracaso como algo interno, el éxito lo consideramos como algo fruto de la buena suerte. De esta manera, lo que hay es una falta de responsabilidad en los triunfos.

Cómo eludir el síndrome del impostor

De cara a nosotros, deportistas aficionados, dos prácticas ayudan a tratar el síndrome del impostor. La primera de ellas es la de marcarse metas realistas y optar por pequeños objetivos que nos permitan ir viendo los avances poco a poco.

Esto deriva en otro aspecto y es que, con el avance de esos microobjetivos, ayudamos a estar motivados. En este sentido, cuando ésta falta, la disciplina también es importante para seguir creciendo.

La segunda práctica para eludir el síndrome del impostor es, aunque resulte curioso, escribir: se ha demostrado que plasmar por escrito todos estos sentimientos, cada vez que aparecen, es positivo para visibilizarlos y ser conscientes de que vienen de una falta de criterio.

De igual manera, tener presente un listado de tus puntos fuertes, así como llevar un registro de tus logros, es una buena manera de recordarte a ti mismo que no eres un fraude.

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