
Por qué un triatleta es un magnífico trabajador
La entrada de hoy va dirigida a todas aquellas empresas de selección que estén buscando candidatos para sus procesos en marcha.
Ante igualdad de curriculums, vamos a argumentar diez razones por las que un triatleta es un magnífico trabajador para cualquier empresa y debería ser el candidato final elegido sin pensarlo tres veces.
Compromiso
¿Te suena esta palabra? ¿Te has comprometido alguna vez a entrenar llueva, nieve o granice? ¿Has salido en bici alguna vez a pesar del viento aunque más que pedales pareciera que vas en velero? Seguramente sí. Y, ¿por qué lo has hecho?
Porque te habías comprometido a hacerlo y porque tu cabeza te prohíbe hacer lo contrario, aunque la razón no pueda entenderlo.
Se llama compromiso y sólo un verdadero triatleta puede entenderlo aunque no pueda explicarlo.
Las empresas hoy en día se vuelven locas por conseguir un determinado grado de engagement y de compromiso sostenible en el tiempo con sus trabajadores.
Si supieran que en la línea de salida de cada prueba tienen a las personas más comprometidas del mundo, veríamos a muchas consultoras de recursos humanos reclutando en los boxes.
Responsabilidad
El currículum y los años de experiencia ceden el protagonismo por fin a los valores personales, como el compromiso y la responsabilidad.
Bien!! Oeoeoeeeeeee. Otra de nuestras grandes virtudes o defectos, según se mire.
Hombre, responsables, responsables, no sé si seremos cuando hacemos algunas barbaridades entrenando, lo que sí somos es responsables con nuestro plan de entrenamiento, ese sí que va a misa pase lo que pase.
Implicación
Probablemente no hay una palabra que defina mejor a un triatleta cuando señala una meta en su calendario.
Cuando te pones fecha y empieza la cuenta atrás, no hay mejor manera de implicarse en el trabajo y los entrenamientos.
A partir de ese momento tu productividad tiene que subir hasta el infinito a nivel profesional para tener tiempo suficiente para entrenar tu objetivo deportivo.
Aquí es cuando se demuestra tu verdadera capacidad de asumir proyectos diferentes que nada tienen que ver unos con otros. Quien consigue ser un excelente profesional y alcanzar sus metas deportivas, para nosotros no es un triatleta, para nosotros es Dios.
Organización de tareas
Este punto lo aprobamos no con sobresaliente, sino con matrícula de honor.
Todos esos mesociclos, esas hojas excel con los entrenamientos apuntados y memorizados, con gráficos, con comparativas, con tendencias y proyecciones a futuro.
No creemos que haya muchos consultores que tengan tal cantidad de información como tenemos los triatletas para la organización de tareas. Somos unos cracks cuando se trata de organizar.
Somos capaces de organizar nuestra mochila y no olvidarnos ni del gorro y las gafas de nadar, las zapatillas para ciclo, el casco y las gafas por si podemos salir un rato con la flaca, y por supuesto, zapatillas de correr para esos 45 minutos que tenemos a la hora de comer.
Adaptación al cambio y necesidades de negocio
El triatleta es un tío espabiladete que se adapta más rápido que ninguno de sus semejantes a cualquier tipo de cambio tanto en la empresa como en sus entrenamientos.
Que hoy está diluviando y no hay manera de salir a correr a la hora que teníamos previsto, pues nos tiramos a la piscina y nos hacemos dos mil metros.
Que pensábamos salir con la grupeta a dar pedales y el aire nos tumba la bici nada más salir, pues nos volvemos a casa con el rodillo tan ricamente y nos adaptamos a las necesidades de negocio sin despeinarnos.
Trabajo en equipo y por objetivos
Las competiciones de triatlón suelen ser competiciones individuales, pero se llega a ellas con los deberes hechos gracias al trabajo de equipo con muchas personas.

Qué duda cabe que el día de la prueba estás tú solo contigo mismo con los objetivos que te has marcado al empezar la temporada.
Pero qué importante es haber entrenado con tus amigos y compañeros de equipo y no tú solo, ¿verdad?
Un buen ambiente de equipo, al igual que en el mundo profesional, hace que todo sea mucho más fácil y motivador a la hora de entrenar. No seguimos en este punto porque nos ponemos sentimentales.
Clima laboral favorable
Los triatletas solemos ser gente con un punto de humor considerable. Los primeros de los que nos reímos somos de nosotros mismos cada vez que nos levantamos y sabemos la que nos espera.
Lo normal es que ese buen ambiente y ese humor que nos gastamos con el resto del equipo lo traslademos también a nuestro ambiente profesional.
Quizá podamos pecar alguna vez de pesados entre nuestros colegas de trabajo, que pueden acabar cansados de tanto modelo de bici, de tanta zapatilla o de tanto entrenamiento virtual.
Pero si realmente nos conocen y saben que eso nos hace felices, lo normal es que incluso hasta nos pregunten después de nuestras pruebas para las que llevamos entrenando medio año.
Actitud, no aptitud
Este punto nos encanta, porque habla de actitud con "c" y no de aptitud.
La actitud es otra de las claves para ser el candidato escogido en cualquier proceso de selección en la actualidad.
¿Qué quiere decir esto? Que cualquier persona que tenga ilusión, ganas y motivación puede superar incluso en un proceso a otro candidato que objetivamente sea más apto.
Todos sabemos que hay gente que de forma innata te puede correr a 3:40 el kilómetro, mientras que otros ni entrenando como Zatopek lo conseguirían jamás.
Pero que la actitud mueve montañas también lo sabemos y que por eso entrenamos cada día, es una realidad.
Productividad
Somos máquinas de producir. Somos máquinas de hacer kilómetros corriendo, en bici o nadando.
Hemos visto que el triatleta es una especie única en la empresa capaz de crear buen ambiente de trabajo porque sabe que el triatlón le espera y eso le hace feliz.
Los trabajadores felices son un 88% más productivos que aquellos con actitud negativa.
La gente feliz presenta hasta 33% mayor energía y dinamismo, que deriva en mayor eficiencia y productividad en las empresas.
Conclusión: no se trata de estar más horas en la empresa, sino de aprovechar al 100% las horas que estés igual que haces cuando te subes a la bici o te tiras a la piscina para darlo todo en el tiempo que tienes.
Control de estrés
Este punto es muy interesante porque según cómo lo manejes, así obtendrás mejores o peores resultados tanto deportivos como profesionales.
A veces, nos empeñamos en llevar planes de entrenamiento prusianos que no somos capaces de asimilar por la carga de tareas que tenemos a diario.
Por eso, si además de triatleta eres un buen profesional, nuestro consejo es medir bien los tiempos a la hora de llegar al trabajo para no llegar a contrarreloj, eso mejor se lo dejamos a los ciclistas profesionales.
Y repasa bien las tareas del día siguiente, haz un análisis de cuáles son tus responsabilidades diarias y a partir de ahí planifica tu entrenamiento. Sólo así podrás saber si eres capaz de asimilar la carga que tú mismo te pones a diario.
En resumen, las empresas buscan un perfil profesional en el que la buena actitud y predisposición prevalecen sobre la suma de títulos y experiencia. ¡¡Y esos somos nosotros!!