
Un nuevo orden mundial
La celebración del campeonato del mundo de IRONMAN en la localidad francesa de Niza posiblemente ha supuesto un punto y final al triatlón de larga distancia tal y como lo conocíamos a lo largo de la última década.
No solo marcó la primera vez que el evento tuvo lugar en Europa, sino que también mostró una transición significativa en el paisaje de quiénes son los referentes a los que los aficionados estamos acostumbrados a ser los nombres a seguir, y quienes pelean por las victorias. Las generaciones anteriores de triatletas que han dominado el escenario mundial están pasando el testigo a una nueva era de competidores. ¿Qué nos dice esto sobre el futuro del triatlón de larga distancia?
Adiós a nombres clave
Los titanes como Jan Frodeno y Sebastian Kienle, quienes han sido figuras emblemáticas del Ironman durante más de una década, están cerrando sus capítulos. Kienle, ganador en Kona 2014 y tres veces en el podio de Hawaii, se retiró dejando un legado impresionante.
Del mismo modo, Lionel Sanders, dos veces subcampeón del mundo, está reconsiderando su participación en eventos de larga distancia.
A pesar de este cambio generacional, Patrick Lange, de 37 años, aún sigue siendo una fuerza a tener en cuenta, demostrando su clase al quedar en segundo lugar.
Este pasado domingo, en la rueda de prensa posterior al Campeonato del Mundo de IRONMAN, incluso llegó a ironizar con la diferencia de edad con respecto al resto de los asistentes. "Todavía puedo seguir mejorando, desarrollándome y debería poder estar a la altura de la generación joven, lo que me enorgullece porque mi generación se retira cada vez más" manifestó el alemán.

La nueva generación
En aquella sala del Hotel Anantara Plaza, nos encontrábamos con la llegada de una nueva generación de triatletas, llamada a ser la que domine el triatlón de media y larga distancia los próximos años.
Sam Laidlow, con solo 24 años, se ha convertido en el campeón mundial de IRONMAN más joven hasta la fecha. Otros nombres jóvenes, como Leon Chevalier (27) y Magnus Ditlev (24), están emergiendo como las nuevas estrellas de este deporte. Si observamos las estadísticas, se evidencia un cambio hacia un grupo demográfico más joven en la cima del triatlón de larga distancia.
Rudy von Berg (29), cuarto clasificado, apenas lleva un año en la larga distancia. El único asistente a esa rueda de prensa de más de treinta era solo Patrick Lange.
Si analizamos un poco más los primeros clasificados en tierras francesas, nos encontramos nombres como el del francés Arthur Horseau (29), el irlandés Greg Barnaby (22), el polaco Robert Wilkowiecki (29) o el francés Clement Mignon (24). Solo "el veterano" Bradley Weiss (34) superaba los treinta.
El patrón es claro: la edad promedio de los cinco primeros en las últimas competencias ha disminuido gradualmente. Desde una media de 33.5 años en Kona 2018 hasta una media de 28.9 años en Niza 2023. Si excluimos a Lange, se reduce a 26,5 años.
A todos estos nombres hay que unir dos que el año que viene pelearán en Kona, los de Gustav Iden (27) y Kristian Blummenfelt (29), llamados a ser los referentes en próximas temporadas.
Es evidente que la juventud está tomando el relevo.
Adiós a la corta distancia: ya no es una fase previa
Otra tendencia es la ruta que estos jóvenes atletas están tomando hacia la cima. Muchos están saltando la fase de distancia corta y pasando directamente al triatlón de larga distancia. Laidlow, Chevalier y Ditlev, por ejemplo, tienen poca o ninguna experiencia en competencias de corta distancia a nivel mundial. Están especializándose temprano y dominando rápidamente.
Quizás esto se deba a las crecientes oportunidades en el triatlón de larga distancia, potenciadas por organizaciones como el PTO. Sara Pérez nos lo contaba hace apenas unas semanas: el dinero, hoy por hoy, está en la larga distancia.
Como muestra un botón: mientras que las pruebas de la PTO conceden 100.000 dólares a sus ganadores, el Test Event de París solo le supuso a Alex Yee y Beth Potter un ingreso de 7.500 euros. La diferencia es abismal.
Pero es más: puede que haya un cambio en la percepción, donde los jóvenes atletas ven más prestigio gracias a la repercusión mediática que proporciona la PTO a través de sus canales de comunicación, que, a la postre, suponen más exposición de cara a las marcas, los patrocinadores y, por ende, los contratos.