
Cómo gestionar el fracaso en la competición más importante de la temporada
Si, ese que teníamos apuntado en rojo en todos los calendarios, el día de nuestro gran objetivo, el del gran reto, ese precisamente para el que hemos entrenado duro durante meses.
Si, esos días existen, y por mucho que planifiquemos y entrenemos a todos nos puede pasar: “Shit happens”
Sentirnos cabreados, muy jodidos y frustrados, incluso los más desgraciados de nuestro grupo de edad de toda la galaxia, es comprensible y es una reacción que entra en muchos casos dentro de lo esperado, pero no es la más inteligente.
Los psicólogos hablamos mucho de resiliencia
Una palabreja muy de moda prestada de la ingeniería y que define la capacidad de un material para deformarse cuando se ejerce una fuerza sobre él, sin que se rompa y luego incluso es capaz de recuperar su forma original. Los psicólogos trabajamos desarrollando intervenciones para mejorar esta capacidad con nuestros deportistas. Los amiguetes del Duo Dinámico, ya hablaban incluso de esta habilidad en su himno generacional Resistiré, y nos decían que querían ser como un junco que se dobla ante los vientos de la vida y se mantiene en pie.

Gestión de expectativas
Debemos ser sinceros y realistas con:
- Nuestras expectativas, todos soñamos con ser finisher en nuestros retos, pero no solo ser finisher en un triatlón supersprint, quizás también de un Ironman, bueno mejor hacer un sub 12, no mejor un sub 10, no mejor un sub 9, no mejor un slot a Kona ...
- Y modularlas con las expectativas sociales; mi hijo es mejor que el tuyo, no mi padre es más súper héroe que el tuyo, mi equipo es el mejor, es mucho mejor que el tuyo, nuestra selección es imparable, es la mejor del mundo, nuestros atletas lo van a ganar todo … . Las expectativas sociales pueden ser muy irracionales e incluso radicales, imaginaros hace unos años las expectativas sociales que teníamos de “La Roja“, unos niñatos malcriados millonarios que nunca pasaban de cuartos de final a semidioses que ganan todo y deben ganar todo, o a unos viejos fracasados que tendrían que retirarse … seguro que algo así habéis oído alguna vez en boca de algunos de vuestros amigos futboleros.
Contextualizar nuestros progresos
El resultado de una competición de un día no deja de ser como un “selfie” de un momento concreto, igual salimos guapísimos de la muerte o … igual no tanto. La cosa está clara, esos de la foto para lo bueno o para lo malo, nos guste o no, somos nosotros. Enfrentarse a un triatlón supone ir superando muchos pequeños retos, y debemos sentirnos muy orgullosos de todo el camino recorrido y tener muy presente toda nuestra progresión, valorarnos por todo lo que hemos dado en cada uno de esos pequeños pasos dados y de todas nuestras pequeñas victorias. Debemos vernos en cada una de esas fotos, no solo en la foto finish. Solemos decir que un Ironman se construye entrenamiento a entrenamiento, y que el día de la prueba es solo un “entreno” más al que debemos ir para disfrutar al máximo de todo el esfuerzo previo realizado, para al final tener la oportunidad de lucir una gran sonrisa al oír al llegar a meta eso de … You are an Ironman

Poner en valor nuestros planes a largo plazo
Un mal día en una competición no debe ser ni el principio ni el fin de nada, simplemente un episodio más de una historia a largo plazo, de una aventura con un largo recorrido, ni siquiera para un deportista de elite. Estas pasadas olimpiadas han sido un magnífico ejemplo: Carolina Marín ha podido disfrutar de una impecable progresión con victorias que paso a paso la han conducido a un oro olímpico, o el impresionante ejemplo de Ruth Beitia, que incluso se retiró, recupero el aliento y volvió a la competición con la energía suficiente para lograr un oro olímpico, y como ellas dos podríamos seguir hablando de otros muchos ejemplos increíbles. En este punto quiero resaltar a Mario Mola, un ejemplo claro para creer firmemente que todo esto no solo son palabras, y que el recorrido de los deportistas puede y debe ser de largo recorrido, quizás un diploma olímpico sea un resultado que las expectativas sociales no aplaudan enfervorecidas, pero llegar hasta allí supone una increíble progresión y seguro es un episodio más en una carrera brillante.
Gestión de recompensas
Hacer las cosas que realmente nos gustan y disfrutar haciéndolas, es la recompensa más potente, y la mejor de las motivaciones que podamos tener, será la que nos mantendrá a largo plazo conectados con nuestros retos y objetivos, y con nuestros entrenamientos y esfuerzos diarios cuando el camino se ponga muy cuesta arriba. Buscarlas fuera está bien, esperar recompensas externas como fama, dinero, legiones de fans… no está nada mal y puede ser parte de nuestro sueño, pero si lo que nos motiva esta fuera de nosotros y es solo eso, tu carrera será muy corta y prepárate a poner tu cabra en venta en Wallapop.

Conexión con la realidad
Somos triatletas, y esto es una parte muy importante de nuestra vida, pero no la única, no debemos sentirnos felices únicamente por nuestra faceta como deportistas, el triatlón no debe ser lo único en nuestras vidas, también somos: amigos, novias, padres, hijas, y otras muchas cosas y todas forman parte de nuestra vida, en todas esas facetas debemos plantearnos retos, tener planes y saber disfrutarlos, hacerlo nos conectara con la realidad y nos permitirá ser flexibles y resistentes a los contratiempos. En su libro Ironmind, el éxito está en tu mente nuestro amigo Enhamed Enhamed nos cuenta como uno de sus entrenamientos mentales más eficaces para enfrentarse a la alta competición fue seguir los consejos de su compañero Miguel Deniz Mendez, que era estar conectado lo máximo posible con la realidad más cercana, con el día a día. Para Enhamed se traducía tras ganar varias medallas de oro, en volver a España lo antes posible y al día siguiente vender cupones de la ONCE y disfrutar recordando desde esa posición todos los pasos recorridos.
Los psicólogos solemos decir que lo importante no es tanto lo que te pasa, sino como te lo tomas, por mucho que no queramos nunca podremos evitar tener un mal día, pero pase lo que pase siempre podremos decidir cómo tomárnoslo, y eso sí que depende de nosotros.